Festival en el relevo femenino
Las estadounidenses baten el récord más añejo, el de los 4x200m libres, y las españolas su plusmarca
En la piscina olímpica de Atenas se vivió un momento que pasará a los anales de la natación como símbolo de la nueva era en la que ha entrado este deporte. En la última prueba de la jornada, cuando la noche caía sobre la ciudad, el récord del mundo más antiguo de la natación, de 1987, pasó a la historia. En una carrera espectacular, las nadadoras de Estados Unidos del relevo 4x200 metros libres se deslizaron a velocidad de vértigo y, con un tiempo de 7m 53,42s rebajaron en 2,05 segundos la anterior marca, en poder de la antigua República Democrática Alemana. Se pulverizó así, no sólo el récord más antiguo, sino el último que ostentaba la RDA en natación.
Las protagonistas de tan sideral marca fueron las estadounidenses Natalie Coughlin, Carly Piper, Dana Vollmer y Kaitlin Sandeno, que, desde el primer momento, nadaron sus relevos a ritmo de récord. Sólo en el primer 200, cuando Coughlin se tiró a la piscina, el rapidísimo inicio de Francisca Almsick sorprendió a las norteamericanas. Pero Coughlin le fue recortando terreno a la nadadora alemana y, justo al término del 200, logró pasar primera el relevo. A partir de ahí, con Piper en el agua, se empezó a gestar el nuevo récord. Motivada por la oposición de las alemanas y de las sorprendentes chinas, segundas en la clasificación final, la nadadora estadounidense ya dejó el crono dos segundos por debajo de la histórica marca. Después, y con las alemanas semidesfondas ya -finalmente, se colgaron la medalla de bronce-, Vollmer y Sandeno, las dos últimas relevistas de Estados Unidos, aceleraron incluso un poco más y arañaron algunas décimas suplementarias al antiguo récord. Fue un momento espectacular.
"Es un gran honor haber nadado al lado de una marca tan espectacular", dijo Tatiana Rouba, la relevista española. Ella, como el resto del equipo, también tenía motivos para estar contenta. Habían logrado su objetivo: pulverizar el récord de España. Las españolas, que acabaron en la sexta posición, marcaron un tiempo de 8m 2,11s y rebajaron en más de un segundo la anterior marca, de 8m 3,41s. Ellas mismas la habían establecido el pasado mes de mayo en Madrid, donde se proclamaron campeonas de Europa.
Su actuación tuvo un valor añadido. En Madrid, el relevo español apenas encontró oposición. En Atenas, Tatiana Rouba, Melissa Caballero, la debutante Arantxa Ramos y Erika Villaécija se batieron con las mejores. Durante buena parte de la carrera, su lucha con Australia, que acabó cuarta, fue encarnizada. Rouba y Caballero nadaron sus 200 en dos minutos. Villaécija surcó el suyo en 1m 59s y sólo Ramos se fue a los 2m 2s. Era su debú en una gran competición internacional y pagó los nervios. "Lo principal era batir el récord y lo hemos conseguido", dijo Rouba; "nos habría gustado mejorar una posición en la clasificación, pero este relevo aún puede mejorar porque es muy joven".
Respecto a la jornada matutina de clasificación, sólo se produjo un cambio: Ramos, que sustituyó a Laura Roca por encontrarse en mejor estado de forma -lo dirimieron en una prueba de selección dos días antes de la prueba-, nadó en tercera posición y dejó el último relevo para Villaécija. "Nosotras quisimos que fuera así", explicó Rouba, "porque Erika tiene un buen final, es muy luchadora en los últimos metros y tiene más experiencia". El resultado les dio la razón: la primera final olímpica en la categoría en 24 años acabó con diploma olímpico y nuevo récord de España.
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