La Fundación Tony Manero cuelga la pata de elefante
La banda aparca la música setentera en su cuarto disco, que estos días ultima en su local de Barcelona.
El edificio es muy poco funky. Hace calor y en el vestíbulo huele a gas. Las paredes están sucias. En la sexta puerta del rellano del tercer piso Lalo dice "¡Hola!". Estamos en Siberia, el local de la Fundación Tony Manero. "Es que aquí las temperaturas son extremas en verano y en invierno", dice el guitarra. Está trasteando las pistas del cuarto disco del grupo, que saldrá a la venta el próximo mes de octubre. Dos de sus nuevas canciones sonaron ayer en el Fórum y volverán a escucharse hoy, en dos de los veintitantos conciertos que la banda despachará esta temporada. Dos canciones que anuncian el cambio.
"Éste era el local de El Último de la Fila", explica Lalo mostrando un baño coloreado en rosa y blanco. "Lo pintó el mismísimo Manolo García", aclara. Hay carteles de músicos negros y de La guerra de las galaxias, una foto de lo que parece una peli porno serie Z y un manifiesto ambiente de masculinidad. Un montaje hecho con recortes compara a Miguel, uno de los cantantes, con un peligroso islamista de Al Qaeda. Se parecen. Un ventilador remueve el aire caliente. Hay trastos por todos los sitios y la mayoría tiene botones. Sobre uno de ellos reposa Spooky, la mascota de la Fundación, un osito de peluche rosa en cuya mochilita, bromea Lalo, viajan sustancias psicotrópicas.
Entra Miguel. "Tarde o temprano habíamos de dar un cambio a nuestra carrera, no podemos estar toda la vida haciendo música de los setenta. Nos gusta el rollo Manero, pero también otras cosas. Lo intentamos con el disco anterior, pero al trabajar con productores ajenos resultaba que ellos no podían resistir la tentación de hacer discos 'antiguos', en la onda funky setentero y disco, ya sabes".
Suena el tema Do it nada y habla Lalo. "Es como reconvertir el proyecto Manero y que no sólo viva del cliché discotequero. Si haces bolos de fiesta mayor te cuelgan el sambenito de verbeneros y nosotros queremos seguir haciéndolos, pero sin ser verbeneros. Ya no nos llaman de tantas bodas. Ya no hacemos versiones". Ni cantan en inglés, sino en spanglish, al parecer una vieja querencia de la banda.
"Ya no iremos vestidos de los setenta. El cambio también es estético". El cambio, que nadie se asuste, no es radical. Suena Adoro este rollo, que es hip-hop, y, ¡oh, sorpresa!, la voz que hace beatbox es la de Carlos Tarque, de MClan. "Es capaz de cualquier cosa", dice Miguel del músico. Sube el tocadiscos es un clásico discotequero estilo Manero; What por todos los santos is this se remueve en terrenos latinos, y en Musicology, una especie de house ambiental soul, canta Danna Leese, de Stigmato INC. Rectificar es una balada funky.
"En realidad seguimos haciendo música de baile, sólo que con una mirada más amplia", concreta Miguel. El disco no tiene nombre, pero el de Click está bien posicionado; sugiere un toque de interruptor que presagia un cambio.
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