El atletismo polemiza con el COI
La federación internacional del deporte rey crítica al organismo olímpico por aplazar su decisión sobre el dopaje del estadounidense Young, que ha vuelto a dar positivo, y Rogge admite que "van a participar atletas bajo sospecha"
Mucha dureza con Ivan Slavkov, pillado con una cámara oculta en plena venta de su voto para la sede olímpica de 2012, y poca con los atletas sospechosos de dopaje, que se han acumulado en los últimos meses. El dirigente búlgaro del Comité Olímpico Internacional (COI) ha sido suspendido de sus funciones inmediatamente, lo que equivale a una expulsión, aunque siga el proceso, pero en los Juegos van a estar deportistas sobre los que se cierne una sombra demasiado alargada de haber usado sustancias prohibidas. La polémica se reabrió ayer con un enfrentamiento entre la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), la más influyente siempre, y el COI. El anuncio del nuevo positivo por EPO del cuatrocentista estadounidense Jerome Young el 23 de julio en la reunión de París acabó de aumentar la tensión tras posponer el COI el día antes su decisión sobre su participación ilegal en Sidney 2000. Young no se clasificó para Atenas, pero es el centro de la discusión IAAF-COI y una de las consecuencias del nuevo camino de limpieza de dopaje iniciado en su país. Otra, por ejemplo, será la presencia de una Marion Jones aún en el purgatorio de la duda y que ayer saltó 6,82 metros en Múnich -en principio, sólo participará en longitud y 4x100 metros- o de la también velocista Torri Edwards, que incluso está pendiente de una sanción.
"Me abstengo de hablar más del tema Slavkov en este periodo. Sólo diré que el COI tiene en marcha un sistema para las irregularidades y que funciona", dijo ayer su presidente, Jacques Rogge, mucho más relajado que el día anterior. Al término de los trabajos de la comisión ejecutiva, quiso dar a entender que, de momento, ya ha hecho bastante contra la corrupción. Sin embargo, en otro de los frentes, no tuvo más remedio que advertir: "Todos los deportistas que participarán en Atenas no han sido encontrados culpables de dopaje y soy consciente de que hay un signo de interrogación sobre algunos. Pero, mientras no haya pruebas en su contra, podrán estar". Al preguntarle si su presencia podría manchar la imagen olímpica, añadió: "No lo creo. Los Juegos son lo suficientemente fuertes. El COI aceptará aquí a todos los deportistas que tengan el visto bueno de sus federaciones y sus comités nacionales. No es nuestra responsabilidad hacer un juicio sobre los casos potenciales que se puedan haber producido antes".
Rogge también sabe lavarse las manos de cirujano ortopédico y no quiere precipitarse jurídicamente, aunque está muy enojado con que los asuntos estrella previos a los Juegos sean tan extradeportivos como la corrupción y el dopaje. Un portavoz de la IAAF hurgó en la llaga del caso Young, aplazado por la comisión ejecutiva hasta que el 18 de septiembre se cumplan los dos meses de plazo que tiene el atleta para apelar al Tribunal de Arbitraje Deportivo, que el 29 de junio dictaminó que debió ser sancionado con dos años por su positivo de 1999. La IAAF, en su reunión del 18 de julio en Grossetto (Italia), durante los Mundiales júniors, anuló todos sus resultados entre el 26 de junio de 1999 y el 25 de junio de 2001, lo que abarcaba los Juegos de Sidney 2000, y recomendó al COI que le fuera retirada la medalla de otro del 4x400 metros a Estados Unidos aunque él sólo corriera en las primeras series. Ello supondría, por extensión, la pérdida de una de sus medallas por parte de Michael Johnson, uno de los grandes atletas de la historia, que hizo uno de los relevos en la final.
"Creíamos que no esperarían y que apoyarían la recomendación de la IAAF porque pensamos que ése sería un buen mensaje en el sentido de que todos los líderes del deporte opinan igual. Esto abre una pequeña duda y por eso no es buena señal", dijo el secretario general, el húngaro Istvan Gyulai, personaje que se arroga demasiadas veces atribuciones que no tiene, pero que, a la postre, manda más que el presidente, el senegalés Lamine Diack, miembro del COI desde 1999.
Young, campeón mundial de 400 metros en 2003 en París, dio positivo con el anabolizante nandrolona en 1999, pero fue exculpado en julio de 2000 por su federación, de la que en aquella época se sospechaba que había ocultado muchos casos, lo que se está descubriendo ahora. No lo notificó a la IAAF y el atleta, aunque reserva, pudo participar en Sidney.
Ahora, para acabar de confirmar la carrera tramposa de todo un campeón mundial en ejercicio, Young ha dado positivo hace apenas 15 días. La EPO no le sirvió para clasificarse en la selección norteamericana y tampoco para quedar siquiera entre los tres primeros en Saint-Denis. Marc Raquil, un francés de la misma distancia, dijo en los días previos que lamentaba su presencia, pues ya se conocía desde cinco antes su dopaje del pasado.
Young, de 27 años, sería el primer velocista, aunque sostenido, que da positivo oficialmente por EPO, habitual en los fondistas más aeróbicos para aumentar la oxigenación de la sangre. Pero su compatriota Kelli White, que perdió los oros de 100 y 200 metros de los Mundiales de París por usar el estimulante modafinil, dijo dentro de su arrepentimiento y colaboración con la Agencia Antidopaje Estadounidense que también había usado EPO.
Rogge, para variar tanto aspecto negativo, se mostró ayer una vez más convencido del éxito de los Juegos y encantado de cómo acabarán yendo las cosas después de tantos retrasos. "Estamos muy satisfechos de ver que las promesas se han cumplido. El COI dijo que creía que había tiempo suficiente para terminar los trabajos de organización y así ha sido. Estamos deseando que empiecen". Curiosamente, hizo una advertencia a Turín, sede de los de invierno de 2006, porque también va con retraso: "Quedan menos de 18 meses y, cuando acabe Atenas, todo la atención estará allí. Deben acelerar".
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