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Reportaje:A CORUÑA | ESPAÑA, UN ESTADO DE ÁNIMO

La ciudad que vive en cubierta

Juan Cruz

La casa del poeta. La niebla gallega está dentro de los cristales del Kiosco Alfonso, por donde se entra al centro urbano de A Coruña. Poco a poco se va aclarando el aire y finalmente éste se parece a un día de julio. Cuando llega el poeta al que esperamos, Manuel Rivas, que a sus 46 años ya es una referencia total de esta ciudad del Atlántico, nos evoca días como estos de julio en 1936, cuando a la ciudad la sacudió la Guerra Civil. El 18 de julio de ese año fatal, por ejemplo, hacía una mañana luminosa y las playas estaban llenas de gente, los niños peleaban contra las olas. En ese clima estalló la guerra y el Campo da Rata se convirtió en un cementerio de fusilados que luego fueron devueltos por el mar... Esa circunstancia que ensombreció la luz de aquellos veranos se recuerda ahora con un monumento funerario por el que pasea la memoria del poeta, frente al mar que gradúa la luz e incluso la historia de A Coruña.

María Yáñez: "Es una ciudad muy viva, muy alegre, muy 'festeira'. Ya lo dice el refrán: 'Vigo trabaja, Santiago reza y A Coruña se divierte"
"A Coruña fue mejor antes de la guerra", dice Manuel Gallego, "y no ha recuperado aquel pulso de ciudad culta y liberal... La crítica está ausente..."
Manuel Rivas se imagina A Coruña como una "barca de piedra que danza. Es una ciudad bahía, una ciudad matriz, rodeada de acantilados, de mar bravo"
F. Senén: "Los coruñeses son como sus edificios tradicionales: solemnes galerías, combinadas con innovaciones modernísimas y baúles con 'genius loci' del pasado"
X. Souto cree que "la marea se está moviendo y vamos a ver cuál es el cauce de esta marea". Un símbolo del cambio fue la respuesta de Nunca Mais al 'Prestige'

El poeta se imagina A Coruña como una "barca de piedra que danza", "una ciudad hembra que no teme al viento. Es una ciudad bahía, una ciudad matriz, rodeada de acantilados, de mar bravo. En términos del tao, diríamos que es una geografía muy erótica, de abrigo y tormenta, de yang y yin". Otero Pedrayo dijo que A Coruña "nació de un nido de pescadores", es una ciudad inventada por el mar, en ella se concentra la luz como en una redoma de cristal (Álvaro Cunqueiro). "Una vez estuve en el Gran Sol, en la zona más dura del mar de Irlanda. Mientras nos íbamos acercando a Coruña un pescador del barco Trueiro me señaló una luz imperceptible a lo lejos, como un fósforo. ¡Era la luz del faro! De niño esa luz barría mi casa cada noche. El faro era para mí la luz de la tierra. Volviendo por mar supe entonces qué era una estrella. Mi estrella. Y estaba a ras de tierra".

La luz que te recibe.

Rivas nació en Monte Alto, en la Rúa da Marola. Ese barrio está en "el límite de la tormenta". Dice un dicho: "Quien pasó la Marola pasó la mar toda". Los vértices de sus juegos eran el cementerio de San Amaro, la prisión provincial y la torre de Hércules, es decir, el faro de A Coruña. "Es muy fuerte que una ciudad nazca como prolongación de un faro. Santiago nació de una tumba, Lugo nació de un campamento militar romano...; A Coruña nació como prolongación del faro... Esa luz es la memoria de la esperanza". "En esta ciudad se hizo el centro republicano de Galicia, se fundó en ella una de las primeras logias masónicas de España, y en todo el mundo los anarquistas y los liberales tuvieron como punto de referencia su Café de la Esperanza... Carlos Casares decía que por aquí entró la Ilustración... Aquí tuvo lugar la primera gran huelga del movimiento obrero, la de las cigarreras... Y María Pita es la heroína histórica, la mujer que guardó la casa, la luchadora...". En fin, la ciudad de Juana de Vega, de Emilia Pardo Bazán, de María Casares... María Casares, la hija de Casares Quiroga, exiliado y su patrimonio expoliado por Franco, no quiso venir nunca a Coruña, y decía, sin embargo, cada vez que le preguntaban de dónde era o a dónde iba: "A Coruña, a Coruña...".

El límite de la tormenta.

A Coruña es una prolongación de Irlanda, por ejemplo. O al revés. Con Rivas y con un grupo de coruñeses nos juntamos en un pub que llaman Dublín y que parece una correa que transmite las vibraciones atlánticas que vienen de la ciudad homónima. Allí le escuchamos decir a Xose Manuel Pereiro, periodista, sobre el estado de ánimo de la ciudad: "Es como el de los atérmicos. No se nota la fiebre, pero ahí está. Hay mucha creatividad, los medios no lo recogen pero si tú bajas a ese nivel de realidad o de catacumba encuentras que ese estado de ánimo es gozoso". Es decir, dice Felipe Senén, museólogo e historiador, "hay una apariencia de conformismo sobre un fondo de desasosiego". Esto es lo que piensa, en gallego, la jovencísima poeta Iolanda Castaño sobre el estado de ánimo coruñés: "De esperanza. En ebullición. Es una ciudad fértil, aunque a nivel cultural ahora parece sólo como un balcón atlántico de grandes eventos... La ciudad es como una península, encerrada en sí misma, pero abierta a las influencias que vienen de fuera, de Irlanda, por ejemplo, y fíjate que estamos en O Dublín... Nos interesa más lo que viene de Nueva York o de Londres que lo que pasa en Madrid"... María Yáñez, creadora de una web que ustedes pueden consultar en todonada.blogspot.com y que desarrolla a sus 26 años las actividades más diversas, desde producción a periodismo, mira A Coruña como una emigrante, pues viene de Lugo: "Es una ciudad muy viva, muy alegre, muy festeira. Ya lo dice el refrán: Vigo trabaja, Santiago reza y A Coruña se divierte... Fíjate si es particular que tiene incluso un idioma propio: el koruño". Hay un diccionario koruño-español; se puede consultar en su web y es lo que hablan en A Coruña los chicos de 17 años. Unos ejemplos: "Estoy marado de las gambas / Me duelen las piernas. Está hablando mi ja con mi bata / Está hablando mi novia con mi madre".

Encuentro en Dublín.

A Felipe Senén (un historiador que podría reconstruir pieza a pieza una Galicia desaparecida) le parece que durante demasiado tiempo ésta fue una sociedad "endomingada"; en A Coruña hubo dos sociedades, la oficial y la del silencio, la que no tiene forma de expresarse... Y fue, dice, la cuna de la paz: aquí Picasso le acababa de pintar las palomas a su padre; en este lugar creció Salvador de Madariaga, el creador de la Europa contemporánea...; de aquí es la Pardo Bazán, "que tuvo un lío con un canario [Benito Pérez Galdós]...", pero ha sido una ciudad conservadora que ha conservado más sus vicios que sus virtudes, lo cual ha contribuido a determinados fracasos: endogamia intelectual, política... Hasta que se produjeron los naufragios (Urquiola, Egeo, Prestige..., que marcan tres generaciones de coruñeses) "y la gente sí saltó, produciendo un movimiento ciudadano que no produjo la peligrosa existencia del gasoducto que atraviesa la ciudad...". Xurxo Souto, un permanente activista de la cultura viva, escritor, fundador del grupo musical Os Diplomaticos de Monte Alto, cree que "la marea se está moviendo y vamos a ver cuál es el cauce de esa marea". Para ellos, un símbolo del cambio fue la creación y la respuesta de Nunca Máis frente a la crisis del Prestige... Finalmente, Aznar reunió aquí a su Gobierno y se cerró para ello la plaza de María Pita... Los coruñeses lo tomaron como una afrenta; ese fue el germen de la manifestación "de las maletas", cuando miles de personas caminaron hasta el muelle de A Coruña arrastrando, como los emigrantes que no querían volver a ser, las maletas del pasado... Esa fue, dice Lino Braxe, dramaturgo, "la Coruña rebelde, la de Nunca Máis y la de la noche de San Juan, la que no se resigna a aceptar el carácter casposo que le quisieron imponer cuando era la ciudad de los veraneos del caudillo...".

La marea se mueve.

Manuel Gallego, arquitecto que diseñó el Museo de Bellas Artes, premio Nacional de Arquitectura en 1999, se considera "un coruñés voluntario", él tampoco es estrictamente de A Coruña... A Coruña fue mejor antes de la guerra, dice, y no ha recuperado aquel pulso "de ciudad culta y liberal... Las opiniones son monocordes, no hay discusión, la crítica está ausente... Ahora es una ciudad muy ramplona, se ha hecho bastante inculta... Pero es una ciudad espléndida y hermosa, qué duda cabe, la más abierta, la más urbana...". Rivas encuentra un origen de esta situación en el franquismo: "Secuestró, vació el alma de la ciudad. La ciudad veraniega de Franco. Fue la desculturización, un feísmo urbanístico que ahora se prolonga en manos de una burguesía moralmente fea. A veces la política actúa como una jaula de hierro para una ciudad que está fundada en la libertad... Ésta es una ciudad/barco, a veces tiene la tentación de ser el Titanic, pero debe poder más la idea de un barco aventurero, como el Beagle de Darwin. O de barco/correo: aquí llegaban el Correo de Yucatán, el Correo de La Habana... Aquí, cuando había buena arquitectura, las casas modernistas y racionalistas tenían forma de barco... Para la cultura, Coruña tiene que volver a ser un puerto abierto, donde se encuentre lo hispano y lo portugués, lo europeo, lo americano y lo africano. Un mar de mares".

Menos liberal.

Blaise Cendrars, el escritor suizo que atravesó A Coruña como una exhalación buscando el lugar donde Picasso había recibido de su padre los pinceles que heredó, la vio en los inicios del siglo XX "como una de esas ciudades feas y marítimas"; ahora cambiaría de opinión. Es, como dice Rivas, "una ciudad llena de viento y de luz, alegre como un barco al partir". "Los barcos traían pescado, mercancías, cartas; pero también los libros prohibidos, Voltaire, Diderot... Fue la segunda ciudad donde se puso cine en España... Aquí nacieron las Irmandades da Fala y que fueron el germen del galleguismo republicano con su lema Galicia, célula de universalidad". Es, dice el escritor y músico César Morán, "una ciudad en la que nadie es forastero, en la que todos se integran, los que vienen de Galicia y los que vienen de fuera... Un ciudadano que lo acepta todo con alegría y con cierta ingenuidad... Aquí viene ahora un grupo de jazz: verás que todos dicen que saben de jazz".

El viento y la luz.

Xose Manuel Pereiro vive en la calle de Juan Canalejo, que fue el jefe local de Falange; cuando va a trabajar atraviesa la avenida del General Sanjurjo, va por el viaducto del Generalísimo, cruza Primo de Rivera y trabaja en Alférez Provisional, en una casa en cuya fachada hay una placa de homenaje al fundador de la Adoración Nocturna. Cerca de María Pita está la gran estatua de Millán Astray, a quien la ciudad, por cierto, le costeó el brazo postizo en su día... El alcalde de A Coruña, el socialista Francisco Vázquez, desmintió hace unos días que A Coruña sea la ciudad con más símbolos franquistas de España... No es su única contradicción con respecto a la realidad del callejero: el alcalde republicano (republicano en la mejor tradición coruñesa) trabaja en la plaza de María Pita, que se distingue en la historia por defenderse de los ingleses; y el alcalde ha sido recientemente condecorado por la jefa de la Monarquía inglesa... Lino Braxe, que además de dramaturgo y poeta ha sido músico, cantaba rancheras con el grupo Os Koruños; para ilustrar su idea de que en A Coruña coexiste todo, nos canta una que su grupo hizo popular: "Hoy comemos mierda, / mañana marisco, / capital de pijos, / ciudad de cristal...".

El callejero franquista.

En A Coruña se ponen los intermitentes. Se considera un insulto, o un desprecio, que no te saluden con expresividad en la calle; los coruñeses son amantes de los actos sociales, son aparentes y divertidos, celosos de su privacidad y bromistas, se ríen de sí mismos; Felipe Senén dice que los coruñeses son como sus edificios tradicionales: "solemnes galerías, combinadas con innovaciones modernísimas y baúles que albergan los genius loci del pasado...". Es una ciudad en la que siempre hay multitudes paseando, por la playa o por las calles... A qué hora trabajará la gente, se pregunta Pereiro, si a las doce hay atascos en todas partes... Xurxo Souto también le pone música a la actitud del coruñés de siempre, "al margen de los curas y de los señores: Vivir na Coruña / qué bonito é: / andar de parranda / e dormir de pé".

La ciudad de los intermitentes.

Una ciudad en la que durante los mejores años la CNT organizaba hasta la Cabalgata de Reyes... Le preguntamos a Xurxo por las palabras que definen la ciudad: "Orgullo, alegría y noche". Manuel Gallego: "Cordialidad, sentido del humor, la ciudad festeira". Braxe: "Asume sus defectos, se ríe de sí misma... Orgullo de vivir aquí. Hasta los que somos de fuera somos de aquí... Es capaz de venderse por un cóctel de gambas". Morán: "El humor. Hay un bar enfrente del cementerio. Se llama Fiambres el Huevito. Los parroquianos acompañan al entierro y después, cuando pagan, se preguntan en alto: 'A ver quién es el siguiente". Rivas: "La distingue la curiosidad, una curiosidad enternecedora...". Una ciudad femenina. "Lo que más les gusta a los hombres es disfrazarse de mujer en Carnavales... Una ciudad hedonista, de lunas de miel. Aunque haya estado dentro de una jaula de hierro, siempre ha cantado...".

Memoria de las catástrofes.

"Nos reconocemos por catástrofes", dice Xurxo Souto; "me pueden preguntar qué hacía el día del Urquiola, o del Egeo, o del Prestige, y de hecho he visto caer la lluvia negra del Urquiola cuando tenía 10 años, vi arder el mar cuando la catástrofe del Mar Egeo, y todos vimos cómo se derrumbó el vertedero de Bens...". Y la manifestación de Nunca Máis (la de las maletas) "nos reivindicó ante Galicia", dice Pereiro. "La ocurrencia fue del escultor Pepe Galán: en el kit del gallego siempre ha habido una maleta, y con maletas se fueron hasta el muelle para que no volviera el fantasma de la emigración...". Nunca Máis nació como eslogan en 1992, cuando las mariscadoras se manifestaron contra las consecuencias del hundimiento del Mar Egeo en las aguas de A Coruña... Fue, en las últimas manifestaciones, dice Rivas, "como si la ciudad marina tomara conciencia de que tenía branquias, era algo diferente y magnífico... A la manifestación de las maletas fueron muchos emigrantes con sus maletas reales, y cuando se hizo el velatorio del mar la gente acudió a la manifestación con cruces insólitas, hechas incluso con remos...". "La mayor procesión pagana, con cruces y tablas de surf. A Coruña tiene un poco de la ciudad de la que hablaba Baudelaire: la ciudad soleen: le gusta vivir en cubierta".

Y el penalti de Djukic.

Iolanda Castaño recuerda una catástrofe de signo diferente, la del penalti de Djukic, en la temporada 19931994. El poeta Julio Llamazares lo ha contado mejor que nadie: el defensa yugoslavo jugaba la última jornada de la Liga, decisiva para el Depor, y tuvo en el último minuto la responsabilidad de tirar un penalti ante el Valencia, que hubiera decidido la Liga a favor del equipo coruñés (...). Djukic falló, A Coruña lloró la tragedia y aquello se convirtió en un "momento de pena máxima", como dice María Yáñez. Las calles se llenaron de carteles de ánimo para el defensa fracasado, y acaso fue la expresión colectiva de dolor más reconcentrado. "Te queremos, Djukic", se leía en las paredes. Dice Rivas: "El penalti fue un icono: aquel equipo de derrotados, aquellos obreros del fútbol, estaba a punto de la gloria... Aquel penalti parecía que se tiraba en Elsinor, la ciudad de Hamlet".

"¡Voy a mear!".

Algunas palabras para A Coruña: Yolanda: Barco. María: Vida, calle, orgullo. Felipe: Puerta, puerto, faro. La concha de Venus. Manuel Gallego: Luz. Lino: Acordeón. Rivas: Un pez que ríe. César: Brisa de cristal. Pereiro: Remo (antes sólo se podía construir en A Coruña con la anchura de un remo). Carmen Valiño dice la foto que le hubiera gustado hacer, cuando era una niña y vio las consecuencias del hundimiento del Urquiola: "Hubiera querido retratar el humo". Antes de que se fueran a posar en el muelle, Manuel Rivas nos contó esta historia de un coruñés republicano ya fallecido: "Se llamaba Benito Ferreiro. Después de la guerra estuvo varios años escondido en un desván. Era valeroso e inteligente. Volvió a la consignataria en la que trabajaba y a finales de los cincuenta acudió a un homenaje a un antiguo amigo republicano, Valentín Paz Andrade, que ya trabajaba en la FAO. Las autoridades aceptaron el homenaje siempre que acudiera un representante oficial. Después de los discursos díscolos, el gobernador impuso un brindis: 'Por el mejor pescador de España, ¡el caudillo!'. En ese instante se levantó Benito, se dio la vuelta en ademán de irse y un preboste le conminó: '¿A dónde va usted, Ferreiro?'. Y Benito se da la vuelta lentamente y responde: 'Vou mexar' (Me voy a mear)".

Coruñeses. En la ciudad festeira. Siempre en cubierta.

De izquierda a derecha, M. Gallego, M. Yáñez, L. Braxe, X. Souto, M. Rivas, F. Senén, C. Román, X. M. Pereiro e I. Castaño.
De izquierda a derecha, M. Gallego, M. Yáñez, L. Braxe, X. Souto, M. Rivas, F. Senén, C. Román, X. M. Pereiro e I. Castaño.CARMEN VALIÑO

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