Cadena humana en el Peñón
Miles de gibraltareños se suman al principal acto cívico para conmemorar la toma de la ciudad española por los británicos en 1704
Gibraltar amaneció ayer de color rojo. Rojo por doquier en camisetas, polos, gorras, pantalones e incluso en las corbatas, como fue el caso del ministro principal, Peter Caruana. Una uniformidad, del color de su bandera, roja y blanca, con la que los gibraltareños exaltaron ayer su unidad justo el día en el que se cumple el tercer centenario de la toma del Peñón por parte de la Armada británica. Este intento de mostrar su unidad tuvo su máxima expresión en la cadena humana que los gibraltareños formaron entre las 10.15 y las 10.30. En esa cadena participaron miles de personas y aunque no se facilitaron cifras oficiales de asistencia, los más optimistas hablaban de hasta 15.000 personas, lo que supondría casi la mitad de la población del Peñón.
Tras el concierto al aire libre al que acudieron la noche anterior y después de asistir al espectáculo de pirotecnia que recibió al 4 de agosto, los gibraltareños madrugaron para coger sitio en la cadena de 12 kilómetros que formaron alrededor de la zona amurallada, el aeropuerto y la playa. A las zonas más lejanas, en las que la densidad era menor, acudieron en autobuses. El principal acto cívico organizado para celebrar el tricentenario contó, además con la presencia de numerosas banderas británicas y gibraltareñas, que en estos días engalanan la ciudad. "Lo hacemos porque lo sentimos", decía una señora con el peculiar acento de los llanitos al tiempo que aseguraba no entender la polémica suscitada por la visita del ministro de Defensa británico, Geoff Hoon. "Queremos demostrar que estamos unidos", añadía una compañera.
En el cuarto de hora que duró el acto se cantó el happy birthday a la colonia en varias ocasiones y cuando el silencio ganaba terreno un motorista que iba y venía se encargaba de agitar los ánimos. Otro momento de alborozo se produjo cuando un helicóptero militar británico pasó por la zona en la que estaba Peter Caruana, ministro principal del Peñón, y fue saludado con las gorras que se repartieron entre los que formaban la cadena.
De la importancia que los gibraltareños dieron al día de ayer da cuenta el hecho de que casi todos los comercios de la ciudad, una de las principales fuentes de ingresos, permanecieron cerrados. Sólo al mediodía, ya concluida la cadena humana y después de que la Asamblea de Gibraltar concediese a la Marina británica el título Libertad de la Ciudad, algunas tiendas, pocas, abrieron.
La entrada de Hoon, del comandante de la Marina británica, el almirante Alan West, y de los políticos del Peñón a la Asamblea fue recibida con aplausos y vítores por los gibraltareños que se encontraban en Main Street, la principal arteria de la ciudad, que aprovecharon para cantar de nuevo el happy birthday. Tras este acto, Hoon tomó un aperitivo al aire libre en el edificio de la Asamblea, lo que hizo que los curiosos se agolpasen e intentasen fotografiar al ministro de Defensa británico.
Por la tarde se celebró el acto militar en el que el alcalde de Gibraltar, John Alcántara, entregó a West el título de Libertad de la Ciudad concedido por la Asamblea. En el acto participaron 300 infantes de marina, entre los que estaban desde los más jóvenes a un grupo de veteranos. A este evento, que ponía colofón al día principal de celebración, acudieron los máximos representantes civiles y militares de la ciudad. La parada se celebró en una explanada que hay junto al funicular y los invitados y curiosos tuvieron que soportar un sol que poco a poco empezó a hacer mella. El acto estuvo amenizado por una banda de la Marina británica, que dio paso al acto solemne de la entrega del título.
Finalizada esta parte de la ceremonia, los infantes de marina, con uniforme de gala, empezaron a desfilar por la principal calle del Peñón, momento en el que los gibraltareños no pudieron disimular su orgullo. Los marinos llegaron hasta la sede de la Asamblea y se disolvieron al llegar al campo naval. En el acto castrense también abundó el rojo y hubo numerosas banderitas británicas y de Gibraltar. En los alrededores de la explanada había numerosos policías y miembros de los servicios sanitarios, todos bastante tranquilos pese a la importancia que las autoridades gibraltareñas dieron a la cita. Y es que, como decía uno de ellos: "Todo, under control".
Un papel secundario
El último factor que ha distorsionado las relaciones entre Londres y Madrid, la presencia del ministro de Defensa británico, Geoff Hoon, en los actos de la toma del Peñón, ha desempeñado un papel secundario en las celebraciones. Desde su llegada el pasado lunes, acompañado por el comandante de la Armada británica, Alan West, Hoon ha estado en todos los actos castrenses organizados y en la reunión de la Asamblea gibraltareña que pidió que Gibraltar conserve su estatus actual. En todos estos eventos, Hoon se sentó en primera fila y se mantuvo imperturbable, como si el ruido ambiental no fuera con él. Este papel secundario, adoptado para no alimentar la polémica, acrecentó la curiosidad de los gibraltareños, quienes en las citas preparadas se apresuraban a identificarlo y a hacerle alguna fotografía. Hoon rompió ayer su discreción en Gibraltar, donde no ha tenido ni una intervención pública, con unas declaraciones a la BBC sobre su visita.
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