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Los países ricos y en desarrollo negocian contrarreloj para alcanzar un acuerdo en la OMC

Los 147 países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) negocian contrarreloj un acuerdo marco que garantice el futuro del proceso de liberalización comercial, que para algunos países es el estímulo que necesita la economía mundial. Tras cuatro días de negociaciones entre los estados miembros y con una versión revisada del borrador de acuerdo, algunos de los problemas relacionados con los subsidios agrícolas y los productos industriales persisten, aunque varios países consideran que "se han logrado avances" en varios temas.

Así, los países africanos productores de algodón se han declarado satisfechos por la manera como se aborda el problema de las millonarias subvenciones que Estados Unidos otorga a ese producto y que ellos exigen que desaparezcan. El ministro senegalés de Comercio, Ousmana Ngom, afirmó que ese tema "se ha resuelto" gracias al compromiso asumido en el texto de orientar fondos para el desarrollo de las economías dependientes del algodón. Otro cambio que ha sido bienvenido ha sido la mención explícita de ciertas restricciones para el otorgamiento de los créditos a las exportaciones de EE UU, mientras la Unión Europea mantiene su ofrecimiento de reducir hasta su eliminación sus subsidios a las exportaciones en plazos por determinar.

En un intento por afrontar uno de los más serios cuestionamientos a estas negociaciones, la falta de transparencia, los países que habían negociado entre ellos un borrador de preacuerdo, el denominado G-5 (la Unión Europea, EE UU, Brasil, India y Australia), incorporaron el jueves a sus reuniones a Suiza y Japón, en representación de los países importadores netos.

Igualmente fueron convocados a reunirse con ellos representantes de las diferentes regiones en desarrollo: Argentina, Filipinas, Nigeria, Ruanda, Singapur y China, con el fin de promover un entendimiento final. Entre los desacuerdos que aún persisten quizás el más importante sea el referido la creación de una nueva categoría de ayudas que no dependen de la limitación de la producción agrícola -como las que tiene la Unión Europea-, lo que muchos ven como una oportunidad para que EE UU continúe con sus subvenciones, a pesar de que acabar con ellas es el objetivo final de las negociaciones.

Recorte de aranceles

El ministro holandés de Economía, Laurens Jan Brinkhorst, dijo, en representación de la UE, que las concesiones que hagan las partes tienen que ser equilibradas porque lo contrario "sería injusto". Al descontento de los países en desarrollo se ha sumado la crítica de las organizaciones no gubernamentales, que lamentan el trato desigual dado a la agricultura y a los productos industriales. En este último caso, "se exigen recortes concretos de aranceles, pero no se ofrece a cambio una apertura de mercados similar para los productos agrícolas", dijo una portavoz de la ONG Oxfam.

Asimismo, espera también luz verde la sección dedicada a productos sensibles, es decir, para los cuales los países ricos quieren mantener unos aranceles altos y así desalentar la competencia extranjera, y que para algunos países pobres representan los medios de subsistencia de sus poblaciones rurales.

El Consejo General, máximo órgano de decisión de la OMC, integrado por sus 147 países miembros, deberá ser convocado como máximo el mediodía de hoy para pronunciarse sobre el borrador de acuerdo. Su aprobación significaría reactivar la Ronda de Doha, bloqueada desde el fracaso de la Conferencia de Cancún en septiembre de 2003, pero el rechazo del documento -que pocos auguran- supondría un nuevo fracaso y un gran golpe de consecuencias impredecibles para el sistema del comercio mundial.

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