Paseo por las cumbres

Con el muy sugerente título de El buen amor del texto, la editorial Destino ha tenido el acierto de rescatar una serie de trabajos de Cesare Segre, que, a pesar de haber visto la luz con antelación (entre 1957 y 2001) en distintos medios especializados, al aparecer ahora como conjunto, conforman un apasionante viaje (con lo que todo viaje tiene de aventura, de descubrimiento, de maduración) por las grandes cumbres de la literatura española.

En efecto, volver de la mano de Segre al Arcipreste de Hita, a don Juan Manuel, al Romancero, a Garcilaso, a Cervantes, a Lope de Vega, a Machado o a Jorge Guillén constituye una experiencia intelectual de primer orden. Recorrer con Cesare Segre los textos de estos autores supone volver a lo mejor de nuestra literatura desde la privilegiada atalaya a la que nos conducen las posiciones críticas, nada dogmáticas y plenamente modernas, en las que se sitúa el trabajo del crítico italiano. La sólida formación lingüística, ecdótica y estilística de Cesare Segre, bien fundamentada por una muy personal reflexión sobre las principales corrientes teóricas y críticas del siglo XX (desde el estructuralismo a la teoría de la deconstrucción), así como por un excelente conocimiento de las literaturas europeas (patente en sus ediciones de Ariosto, de la Chanson de Roland, del Bestiaire d'Amour de Richart de Fornival, de los poetas y prosistas del Duecento italiano), lo convierten en guía privilegiado para revisitar, siempre con provecho, unos textos que, a la luz de su palabra (palabra rigurosa y precisa del filólogo y, a la vez, palabra sugerente del semiólogo), se nos aparecen con inéditas aristas y en escenarios que abren renovadas posibilidades de interpretación. Así ocurre, por ejemplo, con su análisis del humorismo de Juan Ruiz; con el reconocimiento de la fecundidad y tradición de ciertos recursos narrativos de don Juan Manuel; con las matizaciones para el estudio de los romances, hechas al método establecido por Menéndez Pidal y su escuela; con la reivindicación de la modernidad comunicativa de ciertas formas de enunciación puestas en marcha en el Tirant lo Blanc; con el trasfondo conceptual derivado de la cuidada estructura textual de la primera Égloga de Garcilaso; con el análisis de la locura en El licenciado vidriera, o con la visión del Quijote como "nebulosa en expansión", al descubrir en la estructura del libro cervantino un movimiento circular, "que llena el espacio de ideas, relaciones y sugerencias" en permanente complicación de perspectivas; con la visita al taller de Lope de Vega, donde se ponen en evidencia las técnicas desde las que el dramaturgo reelabora viejos temas narrativos bocaccianos; con su análisis textual de las Soledades, de Machado, que presupone un tratado completo de crítica genética.

Si cada uno de los trabajos que reúne El buen amor del texto significó en su día una aportación bibliográfica fundamental, hoy todos ellos se han convertido en referencias clásicas, imprescindibles para el hispanista. Compilados en forma de libro, adquieren un valor añadido: trazan la historia de una continuada y muy personal reflexión sobre el hecho literario, que, desarrollada al margen de escuelas y camarillas, se hace explícita en títulos -hoy fundamentales-, como Lingua, stile e società (1963), Semiotica, storia e cultura (1977), Testo letterario, interpretazione, storia (1985), Notizie dalla crisi (1993) o Ritorno alla critica (2001).

Un acierto más caracteriza los trabajos reunidos en este libro. Bajo la interpretación de los textos literarios (siempre respetuosa con su contexto histórico), en el trabajo de Segre subyace una reflexión sobre el hecho literario (sus mecanismos, técnicas, enciclopedia simbólica, etcétera) que viene a instalarse en el presente de los lectores a quienes se dirige. El "retorno a la crítica", por el que apuesta Segre en uno de sus últimos libros, pasa por un maridaje de "interpretación e historia" en "el buen amor del texto", traducido en un discurso crítico en el que el filólogo y el intelectual, comprometido por igual con el presente y con la historia, se dan la mano.