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La campaña electoral deja un muerto y 15 heridos en Oaxaca

La lucha feroz entre dos corrientes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), con la sucesión presidencial del 2006 como trasfondo, dejó ver ayer el rostro más sangriento de México en vísperas de las elecciones para gobernador en el Estado de Oaxaca. Un choque entre dos grupos de priístas dejó un saldo de un muerto y al menos 15 heridos, además de poner en evidencia los métodos violentos de los grupos que se disputan el poder en la región.

La sangre llegó al río el martes, cuando Ulises Ruiz, candidato del PRI que encabeza la coalición Nueva Fuerza Oaxaqueña, se preparaba a cerrar su campaña en la localidad de Huautla de Jiménez. Un grupo de seguidores de Gabino Cué, un disidente del PRI, trató de impedir la llegada de los partidarios de Ruiz, lo que desató un violento choque en el que Serafín García, de 55 años, fue asesinado a golpes por dos hombres.

Este escenario electoral esconde una batalla soterrada: el actual gobernador, José Murat, se enfrenta a su predecesor, Diódoro Carrasco, principal aliado de Cué, que salió del PRI y se unió al Partido Convergencia por la Democracia, base de la coalición Todos Somos Oaxaca, que agrupa también al conservador Partido Acción Nacional (PAN, del presidente Fox) y al izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).

La tensión se desbordó unos días antes de la celebración de los comicios, previstos para el próximo domingo. La mayoría de las encuestas anuncian "un empate técnico" entre las dos coaliciones, pero los analistas reconocen que el abstencionismo, que se estima será cercano al 50%, favorecerá a Nueva Fuerza Oaxaqueña.

Proyección nacional

En reuniones a puerta cerrada, el presidente nacional del PRI, Roberto Madrazo, reconoció que Oaxaca es un punto muy importante en los planes del partido para volver a la presidencia de México en 2006. En este Estado comienza la franja sur, en la que los caciques priístas dominan amplias regiones con sus métodos tradicionales, basados en la coacción.

La lucha entre las diversas corrientes es de tal magnitud que Diódoro Carrasco, que además de gobernador de Oaxaca también fue ministro de Gobernación, ha sido amenazado con ser expulsado del partido. Carrasco trabaja para un grupo de priístas que ya preparan la elección presidencial de 2006.

El Centro de Investigaciones Sociales Interdisciplinarias comentó que "en Oaxaca se dirime una extrema tensión entre lo rancio que se resiste a ser superado y lo nuevo que no acaba de emerger. La cruenta lucha que ya ha generado sangre se puede entender como una larga trayectoria de animadversiones entre priístas. Los resultados en el importante banco de votos para el PRI que es Oaxaca tendrán importantes efectos en la política nacional. A estas alturas ya no hay manera de evitar que el priísmo se siga rompiendo por la elección".

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