"La prueba más difícil y divertida"
Fernando Alonso se sube por séptima vez al podio en la última carrera que disputa antes de cumplir 23 años
Su salida fue ya espectacular. Fernando Alonso surgió de la tercera línea como un ciclón, hizo un amago hacia la derecha pero acabó adelantando a Kimi Raikonen por la izquierda, sin darle ninguna opción. Se colocó segundo, sólo Michael Schumacher logró frenar su embestida inicial. "Y si tengo un poco más de recta, incluso le hubiera podido adelantar a él", asegura el piloto español.
Aquello fue un gran inicio. Pero lo que después siguió todavía lo superó. Alonso se erigió, junto a Jenson Button, en el gran protagonista del Gran Premio de Alemania. "Era mi última carrera antes de cumplir los 23 años", explicó el asturiano, cuyo aniversario es el próximo jueves, "y estoy muy contento por haber logrado el podio. No lo esperaba. Y ha llegado tras la carrera más difícil, pero también la más divertida que he corrido en F-1. Nunca había estado tanto tiempo, ni rodado tantas vueltas tan cerca de otro coche a tanta velocidad. Disfrutaba cuando llegaba a la curva, pero en la recta sufría cuando llegábamos al final a casi 300 kilómetros por hora, rueda con rueda, con Raikkonen, con Montoya, con Button. Fue una carrera complicada en este sentido".
Alonso: "He demostrado que si quieren adelantarme tienen que sudar sangre"
Todos tenían sus opciones y Alonso supo llevar las suyas hasta el límite. Su duelo con sus rivales, y especialmente con Button, fue antológico. "Le cerré la puerta de todas las formas posibles", cuenta. "Por dentro, por fuera, rodando en paralelo. Pero no pudo ser. Jenson rodaba cuatro o cinco décimas más rápido que yo y venía, además, desde la 13ª posición. Pararle era imposible. Lo tuve detrás ocho o nueve vueltas, pero al final me pasó".
Cuando eso ocurrió el podio parecía definitivamente establecido, con Schumacher como ineludible ganador, Button segundo y Alonso, tercero. Pero entonces, el coche del español tuvo un problema. De golpe comenzó a ser inestable en su parte delantera. Y de rodar en 1m 15s, Alonso comenzó a marcar tiempos de 1m 18s. "Duró cinco vueltas, pero fueron un infierno", explica el asturiano. "No había forma de controlar el coche, no tenía dirección. Barajamos tres opciones: que arrastrara o entrara algo en la parte delantera, que se hubiera roto el alerón delantero o que hubiera algún problema con la suspensión".
Alonso habló con boxes por la radio tres veces para decirles que comprobaran si su alerón delantero estaba entero, y para pedir entrar en boxes porque se veía incapaz de soportar la presión a que le estaba sometiendo David Coulthard, que le estaba tocando los talones. Le respondieron que todo era correcto, que aguantara. "Y de golpe, me subí a un piano, escuché un ruido y el coche volvió a funcionar". Fueron momentos de sufrimiento en el box. "Ya estaba calculando hasta dónde podía caerse, si acabaría quinto o sexto", confesó su padre, José Luis.
Pero nada de eso ocurrió. Alonso acabó tercero. "He demostrado que si quieren adelantarme tienen que sudar sangre. El podio sabe mejor". Su palmarés va creciendo de forma inexorable. El año pasado fue tercero en Malaisia y en Brasil, segundo en Montmeló y ganó su primera carrera en Hungría, donde también hizo la pole position. Y esta temporada la inició con un tercer puesto en Australia, prosiguió con otra pole y una segunda plaza en Francia, y ayer en Alemania alcanzó su tercer podio del año. "Creo que puedo superar los cuatro podios del año pasado", confiesa Alonso. "Pero no es algo que me obsesione. Llegarán cuando toque. Muchas veces los rocé esta temporada, pero volaron. Esta vez en cambio, tuve suerte: Raikkonen abandonó y el problema en mi Renault acabó no siendo nada. Fue todo muy gratificante".
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