¿Qué pasa con el dibujo?
En la Administración de la Comunidad de Madrid no hay demasiada opinión favorable acerca de la formación artística de la ciudadanía y tampoco en las enseñanzas regladas. Dejando de lado las afirmaciones en tertulias que barnizan el nivel turístico de los responsables gubernamentales, pruebas son amores cuando hay que dar unas pautas para organizar un currículo operativo y programarlo en su coherencia en todo su recorrido formativo para los escolares.
Aparte de sus opiniones, que pueden ser respetables, debería primar la responsabilidad de estructurar desde las pautas que se dan en la práctica de la educación europea (sin adelantarnos a los acontecimientos y hablar de Gobierno europeo). En este tiempo presente desde el Gobierno español, y por correa de transmisión el autonómico, no se toman con seriedad la educación artística en su acepción de amplia formación para el desarrollo de la cultura occidental en los escolares, que se integran paulatinamente en el recorrido histórico de su formación.
Los parámetros que se han utilizado desde hace algunos siglos en base de la formación complementaria entre científica y humanística (hoy debemos añadir además: tecnológica, artística, musical y cívica) se deja de lado por una concepción peligrosamente racional. ¿No ha pensado nunca que la carencia de una básica formación artística puede ser también un factor a tener en cuenta del fracaso escolar, ya que no desarrolla un aspecto fundamental del instrumental perceptivo y de aprendizaje intuitivo de los alumnos? Mucho estamos sufriendo cada vez que se le ocurre al mandatario de turno electoral cambiar de asignaturas, o cambiar sus contenidos o/y sus cargas horarias según su concepción particular. ¡Ya está bien! ¿Hasta cuándo se comprenderá que para eso hay profesionales, para consultar sus propuestas y no solamente coordinarlas?
Probablemente, el contenido de la Constitución, que va recibiendo el empuje para actualizarse convenientemente a las necesidades de los tiempos de cada necesidad, debería hacerlo también en este aspecto de la educación reglada y no dejarla al viento del color político que sopla o sople más adelante. Porque, cuán joven e ingenuo es nuestro marco constitucional cuando se trata de hacer respetar los pilares de identidad que no han de ser contenidos para el poder Ejecutivo.
En este mes de julio se acaban de realizar las oposiciones de Dibujo (aunque para otras cosas pasó a llamarse Educación Plástica), en las que se han presentado 846 aspirantes sólo en la Comunidad de Madrid. Y todos ellos, para 30 plazas convocadas. Pero, y cómo se resuelve la incógnita: ¿es que sobran licenciados, y que van a sobrar más todavía si se logra reducir, como se desea, a la mitad la presencia de las asignaturas de Plástica y de Música en el Primer Ciclo de ESO? ¿Sabe la matrícula en la Facultad de Bellas Artes de nuestra comunidad, para que decida que según su criterio sesgado y de desprecio por nuestra tradición, y decida que ya no es conveniente la formación artística de los escolares de nuestro país?
Seamos claros: si se elimina la presencia de las asignaturas en cursos alternos, la educación posible con lo que queda es casi meramente testimonial. ¿Se ha informado de cuál es la formación musical y artística de los europeos en edad escolar que puedan ser un punto de referencia para nuestros experimentos? ¿Es así como desea que tengamos una formación y progreso común con la realidad europea? ¿O se trata de otra cosa?
Y sigamos con los despropósitos: Algo ocurre con ese estado de opinión constante aunque digamos "inconsciente" desde su administración, en torno al Dibujo. La convocatoria de las oposiciones de este año se ha realizado en un instituto de secundaria de Alcalá de Henares, y consecuentemente con unos medios de espacios y materiales inexistentes para examinarse adecuadamente de las materias propias de Dibujo.
Las aulas para secundaria con sus pupitres escolares y sus pasillos son insuficientes para ejecutar las pruebas: tres dibujos técnicos (en tres sesiones y un total de nueve horas), y dos dibujos artísticos (en dos sesiones y un total de quince horas), sin tableros ni mesas grandes ni caballetes para trabajar. Y volvemos a lo mismo, ¿Por qué no ha preguntado "a los de Dibujo" qué se necesita para realizarlas? ¿Es que no se pueden realizar en la Facultad de Bellas Artes como se hacían antes?
Ya debería estar terminado aquel periodo que rezaba "quien quiera cultura artística que se la pague", porque el gran avance que nos ha dado un papel relevante en la historia de la Pedagogía de la cultura en Europa es la preocupación por una formación escolar pública ambivalente y laica.
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