_
_
_
_
_
FÓRUM DE BARCELONA | Opinión
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Puede haber belleza en el fracaso?

El fracaso tiene mala prensa. Pero, ¿puede haber belleza en el fracaso? La Fundació Miró exhibe una muestra sobre utopías personales, artísticas, políticas y sociales que han desembocado en proyectos fracasados y que, a pesar de todo, contienen dosis de lirismo. Lo más llamativo es que se trata de proyectos vitales que no tienen relación entre sí: hay anarquistas, hay recuerdos de comunas que defendieron el amor libre y la promiscuidad, hay un ermitaño, hay artistas plásticos tan reconocidos como Kandinsky, Mondrian, Duchamp y el diseño de un cuerpo nuevo de Artaud. Una caótica y provocadora instalación de Thomas Hirschhorn sobre la moda y la guerra, al lado de la grabación en vídeo de los minutos previos al anuncio del inicio de la guera de Irak, donde podemos recrearnos en el semblante ridículo y la pantomima de un George W. Bush inseguro e indeciso, preocupado sobre todo por su apariencia física.

Y lo más sorprendente de esta exposición (La bellesa del fracàs/El fracàs de la bellesa): ver a Justo Gallego en su trabajo cotidiano de construir, en solitario, una catedral de 1.000 metros cuadrados en las proximidades de Madrid. Este ermitaño lleva 40 años erigiendo su monumento a Dios, entre la admiración de unos vecinos, el escepticismo de otros y la indiferencia de la mayoría. El esqueleto de la catedral de don Justo se mantiene en pie, desafiando toda lógica y los cánones estéticos al uso.

En cierto modo, esta exposición es también fiel reflejo de una doble moral; la que pone y expone dentro los éxitos y expulsa a los fracasos lejos del paraíso. La que expone imágenes plásticas sugerentes y brillantes de los fracasos ajenos y dialoga sobre la pobreza del Tercer Mundo, pero se resiste a mostrar nuestros propios fracasos, los que tenemos más cerca.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_