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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Agotes en Eusketxe

Hace mucho tiempo que en diversos escenarios, se conspira para eliminar a los impuros, se envía a los agotes fuera de la parroquia y se zancadillea a los que aún no se fotografiaron junto al funcionario de turno. La solidaridad y el arrope entre hermanos se confirma como un resto del pasado, una pieza del museo de los vascos decimonónicos. Siempre hemos tenido un grupo más o menos numeroso, como cualquier otro pueblo, de timoratos, de esos tíos Tom que describía Fanon, dispuestos a agradar al verdugo. Son los que periódicamente venden nuestro país al mejor postor o, peor, al más fornido. Lo pueden hacer porque, habitualmente, tienen la sartén, la que cocina tanto tortilla española como francesa sin problemas, por el mango. Y esos comisarios del vasquismo oficialista no descansan.

Me dicen mis amigos de Eusketxe de Buenos Aires que ahora el turno les ha llegado a ellos. Que les acaban de poner el anillo de impuros, que han sido tildados de agotes, que les llevan a la hoguera, que les obligan a cerrar la Casa de Cultura Vasca, sita en los locales del Laurak Bat en la calle Belgrano: el Eusketxe que acoge grupos históricos y emblemáticos como la Editoria Ekin, Euskaltzaleak o el Instituto Americano de Estudios Vascos, ¿Por qué? Por una sencilla razón. Porque la Casa de Cultura Vasca es autónoma o quizás diferente de la línea del Laurak Bat. Porque creen que un centro vasco debe ser más que cuatro cenas de amigotes y hacen actividades culturales mientras otros vegetan y consumen en exclusiva las subvenciones del Gobierno vasco. Porque los dantzaris de Eusketxe o los que aprenden euskara en sus aulas quizás no tienen el carné de Aladino, el que abre las puertas al vasquismo único.

No deja de sorprenderme el que compatriotas, gentes con las que he compartido mesa más de una vez, sean capaces de ordenar y desordenar a su antojo el futuro de otros paisanos. Siento vergüenza ajena. Pido reflexión a los de la sartén. La cultura no se puede enlatar. De hacerlo, se enluta. Deja de ser cultura para convertirse en doctrina. Eusketxe de Buenos Aires es parte de nuestro patrimonio colectivo. Es uno de los pocos espacios vivos y juveniles en el parque jurásico de la diáspora vasca. Y no me gusta la muerte, como a aquel general de infausto recuerdo. Todos tenemos cabida.

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