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Tribuna:DESDE MI SILLÓN | TOUR 2004 | Decimoséptima etapa
Tribuna
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'¡Allez Richard!'

Es una de las ventajas de no estar en el Tour. No estás sujeto a horarios de controles de firma, ni tienes que desayunar tres horas antes, ni corres el riesgo de que vengan a despertarte a las siete de la mañana para llevarse tu sangre. Algo es algo, aunque estando allí ahora estaría en el masaje, y eso sí que me apetece más.

El caso es que hoy yo, como ellos, cojo mi bici y salgo ahí fuera a los treinta grados, también como ellos. Cuando me marcho a entrenar acaban de coronar el Glandon, por lo que ya llevan más de una hora de sudores. Un día tras otro. Vaya si tienen cuerda, si parece que ni se cansan. Llego a casa cuatro horas después con una buena paliza y ahí siguen los mismos, con un poco de peor pinta, eso sí -yo también-, pero los mismos. ¡Y aún les queda una hora de carrera! No sé, hablo desde la ignorancia, pero me da a mí que eso de ser ciclista en el Tour debe ser un poco duro, ¿no creen?

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Armstrong todopoderoso

Les veo echarse agua por la cabeza. Yo en eso he tenido más suerte, aunque calor, habré pasado parecido. Tengo localizadas todas las fuentes de mi recorrido, así que no hace falta que nadie me ofrezca el agua desde la cuneta. Yo paro, me pongo de pie y estiro un poco -como Armstrong cuando pincha-, bebo, lleno el botellín y vuelta al tajo.

Y yo por lo menos elijo recorrido, no como ellos, que tienen que tragar con lo que les pongan. Hoy me he marchado a la costa en busca de un poco de brisa del mar. La temperatura es más suave y el paisaje más agradable. En cuanto a paisaje ellos no tendrán nada que envidiar, que están en los Alpes, pero brisa ya digo que no. Fíjense que para buscar un poco de fresco han tenido que subir hasta 2.000 metros, así que piensen si es o no sacrificado. Yo desde luego, me quedo con el mar. Es bonito y te ahorras el esfuerzo, pues está a cero metros.

Me llaman de la radio para comentar el final de etapa. Me cuentan que mi compañero Virenque ha hecho una ascensión espectacular a la Madeleine recortando cinco minutos al grupo de escapados. Les ha debido alcanzar a pocos metros de la cima, y allí ha salido derrotado en un sprint épico contra Simoni en el que, por encima del premio y los puntos, habría sobre todo orgullo. Así que, cansado que estoy, fantaseo imaginándome a Richard, con su maillot de puntos rojos abierto hasta el cierre de la cremallera acompasándole en su vaivén, metido de lleno en ese sprint a muerte. E imagino su cara de pena tras perder esa batalla que en su imaginación estaba ya ganada. ¡Allez Richard!

Pedro Horrillo es corredor del Quick Step.

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