Pautas de ahorro
En un contexto de bajos tipos interés como el actual se observa una distinta canalización del ahorro a la que tradicionalmente se producía. El ahorrador español presenta hoy unas preferencias diferentes, que inciden en el funcionamiento de las entidades financieras, las cuales se han visto obligadas a variar su tradicional forma de financiación.
Si habitualmente el ahorro bancario se destinaba a imposiciones a plazo fijo, en los últimos meses se observa cómo los importes destinados a estos productos experimentan incrementos casi nulos e, incluso, en algunos casos negativos. La razón es el escaso incentivo del ahorrador a tener inmovilizado su dinero con unos tipos tan poco atractivos. En este contexto, son los débitos a la vista los que han experimentado crecimientos fuertes en los últimos meses, en gran medida ligados al espectacular incremento del crédito hipotecario.
Las entidades cada vez recurren más al mercado de capitales para obtener financiación con la que respaldar su actividad crediticia
Más relevante resulta aún el elevado ritmo de crecimiento del patrimonio destinado a fondos de inversión, que lleva un año registrando aumentos muy significativos, a tasas de dos dígitos, y con especial vigor en los últimos meses. Sin embargo, ni que decir tiene que en un entorno donde la prima por riesgo sigue siendo elevada y la rentabilidad esperada de los mercados aún se halla en niveles reducidos, el protagonismo de este producto ha estado en gran medida determinado por el lanzamiento de fondos garantizados.
En consecuencia, podemos sacar dos conclusiones fundamentales. Por un lado, el ahorrador se enfrenta al reto de optimizar sus recursos, seleccionando con eficiencia el destino de su ahorro, el cual, a su vez, es cada vez más reducido debido al elevado peso de la carga financiera procedente del pago de la deuda hipotecaria. Por otra parte, las entidades se ven obligadas a recurrir a los mercados de capitales cada vez con más frecuencia y en mayor volumen, con el fin de obtener financiación para respaldar su actividad crediticia (que, además, sigue en auge), con el consiguiente incremento de los costes financieros.
G. Hervás y F. J. Valero pertenecen a AFI y son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas.
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