Abandono
Llevo ya unos días meditándolo y lo tengo claro. Pero al final nunca me atrevo, siempre me asaltan las dudas de última hora y termino por continuar. Quizá mañana.
Comencé el Tour flojo, mucho más de lo esperado. Bueno, son tres semanas, así que hay tiempo más que suficiente para dar la vuelta al cuerpo, fue lo que pensé. Comenzaron las etapas llanas y con ellas llegó el calvario. Tras un par de sustos llegó la primera caída que fue un simple aperitivo. Aparecieron los problemas de sueño. El dolor muscular era insoportable por los microtraumatismos, así que tuve que hacerme adicto a esa pastilla milagrosa del sueño que ya no abandona mi mesilla; el "mono" sería aún peor. La segunda caída complicó aún más las cosas. Durante el día las heridas te recordaban su presencia a cada pedalada. El agua que caía constante durante la etapa las maceraba. La noche no era mucho más agradable. Las sábanas de la cama se me pegaban a la piel supurante, por lo que el sueño se volvió aún más esquivo.
Menos mal que el día de descanso me dio un poco de vida, pero poco duró la alegría. Vinieron a verme los amigos y la familia y pasé un día agradable sólo por el hecho de salir de esta monótona rutina. Anímate, me decían, que no se te ve cansado, que es todo cuestión de cabeza. Sí, les decía yo, ahora es fácil estar animado, pero... ¿y mañana? ¿Acaso creéis que sufriendo en cola de pelotón con 200 kilómetros en el horizonte me acuerdo yo de vuestros ánimos?
Ahora en la montaña ha llegado lo peor. Mientras recibo el masaje veo la etapa por la tele y siempre me hago la misma pregunta: ¿pero ésos y yo somos del mismo planeta? Vale, sé que en otras carreras he sido capaz de estar entre ellos, pero aquí mi cuerpo dice que no, mi cabeza dice que no, pero yo no me atrevo a pronunciar esa maldita palabra.
Hoy [por ayer] ha habido abandonos ilustres, de esos que dicen que vienen a ganar el Tour. Se han bajado Zubeldia, Hamilton y Menchov, y Mayo ha debido andar bastante cerca. Detrás de cada abandono hay un mundo, pero el mío parece ser que a nadie le interesa. Si alguien preguntara por mi sufrimiento no tendría respuestas, simplemente sufro, eso es lo que diría. Y aquí sigo. Quizá con suerte hoy ha sido mi último día. Quizá mañana el juez diga por Radio Vuelta mi número precedido por la palabra "abandon". Entonces, aunque triste, de alguna manera seré feliz.
Pedro Horrillo es corredor del Quick Step.
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