"La imagen del gran déficit de agua es falsa"
Pregunta. El plan alternativo del Gobierno al trasvase del Ebro no parece convencer ni a regantes y agricultores ni a empresarios.
Respuesta. Yo no creo que sea así porque en las reuniones que hemos tenido lo que siempre nos han dicho es que quieren que exista agua en cantidad y calidad. Creo que la gente está harta de promesas y de manipulación. Pueden tener unas ideas sobre ciertas cosas falsas, o no, pero en realidad lo que quieren son soluciones, decir basta de política, basta de manejarnos. La gente quiere realidades.
P. ¿Cuáles son esas ideas falsas?
R. La primera idea falsa es la necesidad de agua en Valencia. El propio plan del Júcar dice que el déficit hídrico es moderado o leve en algunas zonas de la provincia de Castellón, no hay ningún problema en la de Valencia y el norte de Alicante, y hay un déficit en el sur. Y hay documentos de los regantes de Valencia diciéndole a la ministra anterior que no quieren ni una gota del Ebro. Evidentemente quieren que se solucione el problema de las zonas que he comentado, pero la imagen de un gran déficit de agua en la Comunidad Valenciana es absolutamente falsa.
"El Vinalopó no puede resolver sus problemas a costa de incrementar los del Júcar"
"El trasvase del Ebro se vendió como la gran panacea y pasaba por Valencia sin conexión"
P. ¿Queda alguna posibilidad de diálogo y acuerdo con el Consell?
R. Sobre la política nacional en materia de aguas, no hay posibilidad de acuerdo, pero sobre las actuaciones a realizar, todas. No tiene sentido que la Generalitat haga unas depuradoras y nosotros el tratamiento terciario, o que los colectores los haga una empresa y la recogida de agua otra. Son temas que hay que ordenar con diálogo. Nadie va a poner pegas a que se aporten nuevos recursos de agua y con mayor calidad. La confrontación política está en un nivel y las actuaciones para resolver los problemas de los valencianos están en otro muy distinto, en el que tengo la obligación de colaborar con todo el mundo. Así lo estamos haciendo.
P. ¿A qué obras dará prioridad?
R. La prioridad se la daremos a las obras del decreto de medidas urgentes, y dentro de ese decreto a las que intentan resolver los problemas de mayor déficit hídrico.
P. Afirma que se habían ralentizado obras porque la solución se fiaba al trasvase del Ebro.
R. Sí, eso es así. El trasvase del Ebro se ha vendido como una panacea, aunque era una tubería estanca, que pasaba por Valencia sin una simple conexión. Sin embargo, parecía que iba a venir un gran aporte de agua que iba a ser infinito y a resolver todos los problemas. Eso relaja la situación, y hay muchas actuaciones que estaban prácticamente paralizadas.
P. ¿Por ejemplo?
R. Temas como las compuertas de la presa del Algar, la capacidad de embalse de Arenós, o los estudios de L'Albufera para saber qué cantidad y calidad de agua necesita; temas fundamentales como la modernización de todos los regadíos, un compromiso del Ministerio de Medio Ambiente y la Consejería de Agricultura tomado en 2001 con los regantes del Júcar y del Turia, donde prácticamente no se ha hecho nada. La consejería no está ni en el 10% de unas infraestructuras que tiene obligación de terminar en pocos años. Son las modernizaciones que generan excedentes. El problema de Alicante puede resolverse desde Valencia, no hace falta irse a Tarragona.
P. El plan incide en la modernización y la reutilización. ¿Qué margen hay para ganar agua?
R. El plan habla de hasta 400 hectómetros cúbicos en la Comunidad Valenciana. El déficit en Alicante se estimaba en unos 200 hectómetros, luego se cubrirán necesidades en la propia cuenca con holgura. Fundamentalmente, con reutilizaciones de agua, colocando terciarios en depuradoras, reducción de pérdidas en conducciones, renovación de muchas que están obsoletas, y en el regadío, porque como consume el 80% del agua, cualquier actuación da un ahorro importante. En la Acequia Real del Júcar, la de mayor dotación de agua, la conducción en alta costaba 10.000 millones de pesetas y cuando yo llegué el ministerio había invertido unos 8.000 y estaba parado un [proyecto] complementario de 2.000 millones que fue una de las primeras cosas que firmó la ministra, de forma que la obra se acabará en dos años. La distribución en baja son 10.000 millones de la Consejería de Infraestructuras y 10.000 de Agricultura, y no están ni al 10%. En las acequias de Escalona, Quatro Pueblos, Sueca y Carcaixent, las obras estaban en el anexo II del PHN, y el presupuesto ha sido de cero. Nosotros hemos consignado 17 millones de euros y las hemos declarado urgentes.
P. Las organizaciones agrarias insisten en un trasvase hasta Sagunto a través del canal de Xerta-Càlig.
R. El ministerio nunca se ha negado, dice que el canal es una solución asumible cuando las medidas de reutilización y mejor gestión de recursos no funcionan. La idea que sugieren de llegar hasta Sagunto, en principio, es muy buena porque se liberarían 30 hectómetros cúbicos del Júcar. Otra cosa es el coste, hay que ver los números.
P. ¿No resulta contradictorio suprimir el trasvase del Ebro y hacer uno hasta Sagunto?
R. Comparado con la primera toma del trasvase del Ebro, que estaba en Alicante, pues estamos hablando de la tercera o cuarta parte. Valencia también bebe de un trasvase. La idea es optimizar la cuenca y cuando esté bien gestionada, si sigues necesitando agua, se puede ver qué demandas se satisfacen de otras cuencas.
P. La desalación, denostada por el PP, tiene también peso específico en el plan del Gobierno.
R. No estamos sustituyendo el trasvase del Ebro por desaladoras, ése es un concepto absolutamente falso. Lo sustituimos por un uso más racional del agua. Y dentro de eso, en algunas zonas se recurre a las desaladoras porque tecnológicamente es un opción viable. Se habla de 20 desaladoras, pero en la cuenca del Júcar haremos dos nuevas y ampliaremos dos, y en la del Segura, si mal no recuerdo, en Alicante se harán tres nuevas. Hoy Alicante está bebiendo agua desalada y no me consta que los turistas no se estén bañando. Y el Ministerio de Medio Ambiente, como se podrá imaginar, no tiene ningún interés en que se produzca un desastre medioambiental. He leído que el Consell tiene un plan para introducir 2.300 kilovatios de potencia con energía eólica. Con el 10% de eso hacemos todas las desaladoras.
P. ¿Qué condiciones debe cumplir el trasvase Júcar-Vinalopó para garantizar su ejecución?
R. Primero, crear las expectativas razonables, las que están escritas. El trasvase está hecho para sobrantes tras la modernización de las acequias y con un máximo de 80 hectómetros cúbicos al año. Sin embargo, la venta es que pasado mañana se van a dar esos hectómetros todos los años. El agua al Vinalopó, en su caso, irá cuando el Júcar tenga sus regadíos modernizados y como máximo los 80 hectómetros, pero que habrá años que serán 40, 10 o ninguno. Y la otra condición fundamental es que el Vinalopó no puede resolver sus claros problemas de sostenibilidad hídrica a costa de incrementarlos en el Júcar. Todos los problemas de estado ecológico del Júcar, de L'Albufera, los regadíos etc, son prioritarios. Y mientras esas cuestiones no estén claras y consensuadas, el trasvase físico de agua estará condicionado a esos temas.
P. Interpreto que el trasvase se acabará haciendo con limitaciones.
R. Eso ya está escrito, no estamos diciendo nada nuevo.
P. La Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo considera que debe revisarse el proyecto.
R. Si la Comisión Europea entiende que hay que revisar a fondo la propia ejecución, le haremos caso. Pero para mí el camino crítico pasa por cumplir los compromisos de 2001 porque se ha empezado la casa por el tejado. Nos encontramos con la situación inversa, que la infraestructura última arranca, tiene dinero, y las otras el ministerio cumple parte y la consejería se queda en el limbo de los sueños. Si no están dispuestos a hacer las inversiones necesarias para modernizar, esta actividad no tiene sentido. Los regantes están pagando muchos millones, y si no van a tener una gota en 20 años, ¿van a seguir poniendo dinero?
P. O sea que está abierta la posibilidad de no hacer ahora el trasvase.
R. Sí, claro. Yo quiero recuperar el orden de la cuenca. Me lo he encontrado invertido, con el plan de L'Albufera ralentizado, la modernización sin dinero, los estudios ecológicos del Júcar por hacer, y el trasvase como obra emblemática.
P. ¿Qué cambios prevé en la gestión de la confederación?
R. Las grandes obras hidráulicas, mayormente, están hechas, y lo que queda ahora es una labor de gestión, de colaboración con el ciudadano, de respeto al medio ambiente. O sea que cambia totalmente el objetivo prioritario, ya no es hacer grandes obras, sino gestionar el agua con los parámetros de calidad, cantidad, respeto medioambiental y participación. Eso nos llevará a incrementar los recursos de la guardería fluvial, de la comisaría de aguas..., y a una estructura de gestión y dirección mucho más competitiva.
P. Con todos estos temas sobre la mesa, ¿Cuál es el problema fundamental de la cuenca del Júcar?
R. Un problema de talante. Cada uno matiza su problema y no participa de la solución global. Tiene que ser una cuenca de participación sincera, de todos los afectados, con un planteamiento de los problemas franco, de diálogo y solución.
El nuevo responsable de la cuenca del Júcar accedió al cargo a mediados de mayo con el encargo del Gobierno de impulsar las medidas urgentes para ganar agua y modernizar la gestión de la confederación. Moragues, de 50 años, ingeniero de Caminos y catedrático de la Universidad Politécnica, apuesta por el diálogo con todos los afectados para reordenar la cuenca y lograr una "gestión más racional" del agua tras años de "promesas y manipulación".
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