Concesiones anecdóticas
Juan Uslé (Santander, 1954) es de los pocos españoles que han articulado un lenguaje plástico propio y reconocible y que, además, no es recursivo, en el sentido de caer en la copia de sus propias obras o en la repetición de un modelo. Entre los elementos retóricos de este lenguaje, que es abstracto e irreferencial, están las superficies formadas por franjas, las tersas veladuras con tonos oscuros y la superposición de campos plásticos formados con elementos no complementarios, con los cuales genera relaciones ambiguas entre fondo y figura. La variedad formal conseguida con estos estilemas característicos le ha proporcionado a Uslé la justa fama, pero hace ya algunos años que esperamos un salto cualitativo en su obra que le permita pasar de la experimentación con formas, colores, líneas y fondos a la concepción de una pintura madura que corresponda con su experiencia.
JUAN USLÉ
'Coágulo y trama'
Galería Soledad Lorenzo
Orfila, 5. Madrid
Hasta el 24 de julio
Por el contrario, en esta exposición nos encontramos con una serie de cuadros muy irregulares que no sólo no son capaces de acotar un campo plástico contundente y definido sino que parecen diluirse por caminos erráticos, mostrando la incapacidad del artista para marcar una dirección concreta en su trabajo. En todos los cuadros se reconoce una misma colección de recursos: conjuntos de oscuras líneas paralelas que recorren con trazos tersos el plano del cuadro o que se curvan formando guedejas; estos conjuntos se superponen con otros elementos plásticos que se pueden asimilar a grupos de figuras o pequeñas superficies de color, con los que las franjas lineales establecen un contrapunto compositivo.
Las originales estructuras de las que se sirve Uslé funcionan dialécticamente bien, sin embargo, pierden fuerza al detenerse el pintor en recrear elementos anecdóticos, tales como unos círculos en los que se pueden intuir un par de ojos, una forma negra que recuerda un lazo de pajarita o la aparición de grietas de color intenso que afloran en los resquicios que quedan entre dos líneas oscuras. Sin duda estas concesiones a lo anecdótico, que en algunos casos inducen al reconocimiento de referencias no abstractas, son ensayos que pueden pretender relajar o reforzar la tensión del cuadro, introducir contrastes o romper la monotonía de las grandes superficies, pero esos experimentos ponen en evidencia la precariedad conceptual del lenguaje plástico en el que se apoya este tipo de pintura y la necesidad de seleccionar un repertorio con el que no sólo consiga el artista el reconocimiento de la autoría sino que le permita construir obras de excelente articulación y contundente fuerza plástica.
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