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ROCK / The Darkness

La alegría del 'metal'

¡Qué divertido es ver a The Darkness en directo! El rigor y seriedad que suele acompañar a las bandas clásicas de heavy metal, no cuenta cuando se trata de este joven cuarteto británico que con su disco debú, Permission to land, ha puesto en entredicho algunos de los parámetros que se consideraban inamovibles dentro del género. El humor, la ironía, la guasa y la caricatura forman parte de su manera de ser; así como su pose de creerse estrellas del rock, a la vieja usanza.

Les gusta, además, toda la parafernalia del rock setentero, desde la estrambótica manera de vestir de su líder y cantante Justin Hawkins, todo un espectáculo en sí mismo, hasta la profusión de efectos pirotécnicos, luces, flases y electricidad. De lo más estimulante que pueda verse por ahí en ese amplio saco que los británicos denominan "rock de estadio". El gran Justin es un tipo de esos que el rock and roll genera de vez en cuando para perpetuar esa fascinación que cada cierto tiempo vuelve a repetirse entre los jóvenes desde hace medio siglo.

Justin, histriónico, sexy, flaco y melena rubia al viento, sale embutido en un mono de cuero negro abierto hasta el ombligo. Se cambia a un ajustado pantalón plateado a juego con un chaleco minúsculo, y, al final, en los bises, lo sustituye por otro estrecho mono de rayas, que le da aspecto casi de arlequín lúbrico. No se quita nunca su visera plateada y juega constantemente con el sinfín de púas que va cogiendo del mástil de su micro. Pero por encima de tanto juego, Justin tira de falsete y punteo para congraciarse con toda una forma de entender el rock que pasa por el glam, con T-Rex o Slade como referentes, o enlaza con la historia de grandes clásicos como Aerosmith o Rolling Stones.

Flanqueado por la veloz guitarra de su hermano Dan, el inapelable bajo del bucanero Frankie y la batería interminable de Ed, Justin bromea con el público y regaña al que no hace lo que él dice. Juntos reviven el gran circo del rock and roll con sus interminables punteos de guitarra, no tan bien vistos ahora, sus fuegos artificiales y sus cañones disparando millares de papelitos plateados. El final es apoteósico: a hombros de un guardaespaldas, Justin cabalga entre el público sin dejar de cantar ni tocar la guitarra. Se enlazan Givin'up, Street Spirit y Love on the rocks, y entremedias se encadena una estrofa de la célebre We Will Rock You, de Queen, otro de los grupos de cabecera de estos Darkness iluminados que han venido a devolverle la alegría al heavy metal.

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