Deseo
No tomó la Bastilla porque no estaba la noche tan guerrera. Tiene voz de lija Adriana Varela, una garganta por la que parecen haber pasado litros de cazalla y el humo de incontables cigarrillos. Llegó tarde al tango, y lo hizo desde el rock y el psicoanálisis, aunque lo lleva en vena. Intensa y visceral, con una mirada irónica sobre el dramatismo exagerado.
Manuel Vázquez Montalbán -que la escuchó en El Berretín, local del barrio de San Telmo, y la pasó a las páginas de su novela Quinteto de Buenos Aires- la dio a conocer en esos ambientes intelectuales en los que no se escucha música popular ni por orden de la autoridad; Saura le dio protagonismo en su película sobre el tango y Sabina le abrió Las Ventas.
Adriana Varela / Ensamble Nuevo Tango
Adriana Varela (voz), Marcelo Macri (piano y dirección musical), Horacio Avilano (guitarra) y Walter Castro (bandoneón). ENT: Fernando Egozcue (guitarra), Ezequiel Lezama (oboe), Miguel Rodrigáñez (contrabajo), Laura Pedreira (piano), Rafael Herrador (violín), Juan Pérez de Albéniz (violonchelo) y José de San Martín (percusión). Conde Duque. Madrid, 14 de julio.
No por eso tenía que cantar La magdalena en el Conde Duque. Mejor ese tango más nuclear, que ella interpreta con todo el cuerpo. Se dejó la piel al entregar a las porteñas Con la frente marchita. O en Los mareados. Tango que es deseo y más tiene que ver con la pasión que con la melancolía.
Dejó espacio a sus músicos -"son bárbaros", dijo, y lo son- y regresó al escenario con Volver, de Gardel y LePera, para quien quiera llorar un poco, avisó. Antes le había dedicado a Bush, con afán premonitorio, Pa lo que te va a durar. Cerró con un homenaje al que ella definió como mejor de todos los cantantes de tango, Roberto Goyeneche.
Tango vivo
Se les ha podido escuchar en el Café Central, uno de esos locales que defienden en Madrid, a diario, casi en la trinchera, la música en directo. Ensamble Nuevo Tango se hacen llamar y en muchos pasajes el tango es una referencia. Música urbana de concierto. Tocan obras propias y alguna pieza de Astor Piazzolla, como Verano porteño, con arreglos de Egozcue y dirección musical de éste y de Lezama.
Siguen siendo un septeto aunque algunos de sus componentes han variado desde que arrancó su aventura. Y alternan su trabajo en el Ensamble con labores docentes. De los bajos fondos de la ciudad porteña se elevaron hace más de cien años los primeros acordes nostálgicos de un tango que sigue vivo. Bien vivo.
Babelia
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