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Los gimnasios se defienden, acusan a otros locales o a la Red

Elsa Granda

Todos el mundo echa balones fuera cuando se habla de esteroides, anabolizantes y EPO. Los grandes centros dedicados al ejercicio físico se sienten perjudicados por unas actividades ilegales, que empañan la imagen "de todos los que cumplen con las normativas".

Nadie quiere oír hablar de venta de sustancias prohibidas, ni los grandes ni los pequeños. "Nosotros tenemos un reglamento muy estricto al respecto, que afecta tanto a los empleados como a los clientes. Esas cosas en las grandes cadenas son impensables. Yo creo que esas cosas se dan más en locales pequeños de barrio", indica Maribel Corral, responsable del gimnasio Abasota de Madrid. Los controles del Ministerio de Sanidad a los que son sometidos regularmente, sumado a la necesidad de mantener un prestigio, aseguran, les sitúa a años luz de estas prácticas.

Lo que no ocultan es que la demanda existe. David Prieto, subdirector general de la cadena Holiday Gym, asegura que son sobre todo jóvenes de entre 16 y 20 años "que ven a los tipos de las revistas y se creen que se puede conseguir un cuerpo así en dos días, y desconocen los efectos secundarios". Prieto recuerda que hay que diferenciar entre musculación fitness, "que se consigue de forma natural en el gimnasio, y la hipertrofia, que se trabaja en gimnasios más pequeños y más enfocados al culturismo".

Una opinión que no comparte Lìdia, trabajadora de un pequeño centro de entrenamiento de Ripollès. "Mira, me hace mucha gracia que nos acusen a nosotros, cuando se sabe que sus gerentes no pueden controlar todo lo que hacen sus monitores, y te lo digo porque tengo amigos que trabajan en cadenas de renombre", dice. En Óscar Gym entrenan varios culturistas que compiten. Allí aseguran sentirse orgullosos: "La campeona de España entrena aquí y te aseguro que no se mete nada", dice Lìdia.

La clave está en la facilidad para acceder a estas sustancias, indica el presidente de la Asociación Española de Fisioconstructivismo y Fitness, José Ramos. "Entras en Internet y ahí está todo. Puedes comprar de todo. Éste es un problema general del deporte, no sólo de los culturistas. Me alegro de la redada. Y espero que las cosas empiecen a cambiar", sentencia.

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