Bush estudia cómo aplazar las elecciones en caso de atentado
Los demócratas critican la iniciativa
El Departamento de Seguridad Interior de EE UU ha pedido asesoría legal al de Justicia para estudiar qué mecanismos jurídicos y legislativos permitirían retrasar las elecciones del 2 de noviembre si hubiera un atentado en los días anteriores o en la jornada de votación. Dado que modificar la fecha electoral requeriría una reforma constitucional que tardaría años en aprobarse, la oposición demócrata considera que la idea constituye de por sí una estrategia más de fomento de la política del miedo.
La información, revelada por el semanario Newsweek, parte de una idea que ha planteado DeForest B. Soaries, presidente de la Comisión de Asistencia Electoral de Estados Unidos, un organismo creado tras el fiasco de Florida en 2000 con la misión de anticipar y solventar problemas logísticos en los procesos electorales. Soaries, nombrado para el cargo por el presidente George W. Bush, envió una carta al secretario de Seguridad Interior de EE UU, Tom Ridge, para recordarle que "el Gobierno federal no tiene ninguna institución con autoridad para la cancelación o aplazamiento de elecciones federales". Soaries conminaba a Ridge a promover una legislación de urgencia que otorgara a su comisión esa facultad.
A pesar de tratarse de un planteamiento extremo, Ridge no descartó la idea: inmediatamente se puso en contacto con la consejería legal del Departamento de Justicia de John Ashcroft para analizar hasta qué punto sería posible facilitar legalmente la cancelación de las elecciones en caso de un ataque terrorista en los días previos, como ocurrió en España.
Todos los juristas y expertos constitucionales consideran insustancial este debate porque los plazos van mucho más allá del 2 de noviembre. Primero habría que tramitar y aprobar una enmienda constitucional en el Congreso que después necesitaría ser ratificada en las cámaras de cada uno de los 50 Estados; un proceso que tardaría varios años en culminar.
Decorador de interiores
En todo caso, la filtración de la idea coincide con las declaraciones de Ridge sobre la supuesta "información creíble" que apunta a la posibilidad de que Al Qaeda esté preparando un atentado para "entorpecer el proceso democrático" de Estados Unidos. Sin embargo, fuentes políticas que han recibido información confidencial del Gobierno aseguran que no hay nada nuevo ni nada concreto en ese anuncio. "Sonaba más bien cómo si Ridge fuera un decorador de interiores que quiere ver qué más puede hacer con tonos amarillos", dijo la congresista demócrata Jane Harman en referencia a la escala cromática con los niveles de amenaza, que se mantiene en el amarillo, es decir, "riesgo elevado".
Aunque la prensa conservadora todavía insiste en que los atentados de Madrid del 11 de marzo cambiaron el sentido electoral en España, los analistas políticos creen que un nuevo ataque en Estados Unidos -o el riesgo de que lo haya- beneficiaría electoralmente al presidente Bush.
Por otra parte, el presidente George W. Bush defendió ayer de nuevo la invasión de Irak, un asunto que se está convirtiendo, junto a la amenaza terrorista, en uno de los vértices de la campaña, sobre todo después de las durísimas críticas contra la decisión de ir a la guerra que pronunció el domingo el candidato demócrata John Kerry. "Aunque no hemos encontrado los arsenales de armas de destrucción masiva, tuvimos razón al entrar en Irak", afirmó el presidente en el Estado sureño de Tennessee. "Hemos acabado con un enemigo declarado de América, que tenía capacidad para producir armas de destrucción masiva y que podía haber ayudado a los terroristas a procurarse este tipo de armas. América tiene que recordar las lecciones del 11-S".
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