Maestros

Un poco de historia: en 1970, siendo discípulo del gurú Sri Chinmoy, John McLaughlin adopta el nombre de Mahavishnu. Desde entonces no ha dejado de ser el más hindú de los guitarristas occidentales. Shakti -en sanscrito significaría energía- existe desde 1975 pero, dos años antes, el inglés ya estaba tocando con Zakir Hussain, del que dijo le sigue asombrando cada noche.

Se presentan los cinco sentados en semicírculo sobre una tarima. Del histórico McLaughlin, 62 años, poco que añadir a estas alturas de la película: Miles Davis, Mahavishnu Orchestra, Santana y Paco de Lucía... A U. Shrinivas, prodigio de la mandolina, lo conoce desde que éste tenía 12 años; el percusionista V. Selvagenesh es hijo de T.H. Vinayakram, uno de los fundadores de Shakti; en cuanto a la destreza de Zakir Hussain -hijo de Alla Rakha, inseparable compañero de Ravi Shankar- provoca ese asombro del que hablaba McLaughlin. El nuevo compañero de viaje para esta reencarnación de Shakti es Shankar Mahadevan. Voz notable en Sakhi, adaptación de una pieza de música clásica del norte de India, guiada por la sabiduría de Hussain, con el U. Shrinivas más inspirado y un John McLaughlin entregado, cuyo staccat' se reveló fundamental.

Los músicos se sorprenden unos a otros con sus ocurrencias. Monopa permitió una espectacular comunión con el universo rítmico y sagrado. Porque la música -palabra de McLaughlin- es sobre el amor y el conocimiento. Con la de Shakti, de medidas impares y enormemente compleja, no hubo quién diera las palmas de rigor. Fascinante encuentro de Occidente y Oriente. El más auténtico.