Marion Jones, más lenta que de costumbre
La velocista crea dudas sobre su forma al hacer el séptimo tiempo en las series de 100 metros
La estadounidense Marion Jones, después de muchos días de estar afectada por sus problemas con las acusaciones de dopaje, se mostró más lenta de lo habitual en la primera jornada de las pruebas olímpicas de selección para los Juegos de Atenas. Fue derrotada en la primera serie clasificatoria para las semifinales por tres centésimas por LaTasha Colander, aunque se dejó ir al final. Y sólo hizo 11,38s, en parte justificados porque tuvo un viento en contra de 1,6 metros por segundo. Salió bien, pero no se mostró tan fluida como de costumbre y sembró las dudas de si podrá volver a ser la que era. De hecho, aunque el viento en contra también bajó, hasta cinco atletas más mejoraron su tiempo en otras series. Lauryn Williams, con 11,13s, la más rápida esta temporada por debajo de los 11s, e Inger Miller, con 11,28s, sus dos principales rivales, confirmaron a Marion que deberá mejorar mucho en las semifinales y la final, disputadas en la pasada madrugada, para estar en Atenas. Sólo hay dos plazas.
La velocista, ganadora de cinco medallas, tres de ellas de oro, en los Juegos de Sydney 2000, estuvo muy lejos de la actuación que protagonizó en este mismo escenario hace cuatro años, donde logró un tiempo de 10,92 segundos en series. Jones, que permaneció inactiva el año pasado tras el nacimiento de su hijo, regresó a las pistas para preparar su participación en Atenas esta temporada, empañada por la investigación de la Agencia Antidopaje de su país (USADA), en la que Jones está involucrada pese a no haber dado positivo en ningún control. La atleta, que de forma reiterada ha negado haber consumido cualquier tipo de sustancia prohibida, se sometió el pasado junio a un detector de mentiras, cuyos resultados trasladó a la USADA para intentar aportar pruebas en su defensa y que su caso quede archivado.
Jones, que participará también en las pruebas de 200 metros y longitud, no está acusada por la USADA pero sí lo está su novio, Tim Montgomery. El plusmarquista mundial de 100 metros está implicado en el escándalo BALCO, nombre del laboratorio de San Francisco que puso en circulación la THG, un nuevo esteroide indetectable. El atleta nunca ha dado positivo en un control antidopaje, pero figura junto a sus compañeros Chrysty Gaines, Michelle Collins y Alvin Harrison, en una lista de sospechosos de haber utilizado sustancias prohibidas Precisamente Chryste Gaines hizo ayer el octavo mejor tiempo, con 11.39 segundos, de las 24 participantes.
Jones se retiró de la pista sin hacer comentarios. Un portavoz de la federación estadounidense dijo que sólo hablaría después de la final. Aunque la atleta, que se encuentra bajo investigación de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA), ha negado las acusaciones de dopaje, no se encuentra en el momento idóneo y podría poner en peligro su clasificación para los Juegos.
El primero en asegurar una plaza olímpica fue Meb Keflezighi, originario de Eritrea y nacionalizado estadounidense, quien se impuso en la primera final de 10.000 metros con 27:36.49 minutos. Por otra parte, el dos veces medallista olímpico y tricampeón mundial John Godina encabezo a los finalistas en la prueba de peso (21,55m), seguido por el subcampeón en Sydney, Adam Nelson y por Christian Cantwell, el hombre fuerte de la temporada y que ha criticado la presencia de los acusados de dopaje en las pruebas de selección.
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