ERC advierte al PSOE de que no acepta limitar el nuevo Estatut
El congreso crea una dirección bicéfala con Carod y Puigcercós
A Esquerra Republicana (ERC), que ayer cerró en Lleida su 24 congreso eligiendo una dirección bicéfala con Josep Lluís Carod como presidente y Joan Puigcercós como secretario general, no le ha gustado que el congreso del PSOE quiera limitar las reformas de los estatutos de autonomía. En un encendido discurso, sus dirigentes advirtieron de que Cataluña debe realizar su propuesta, "y si a Madrid le gusta, nos entenderemos, y si no, que se aguante".
Las advertencias de los líderes republicanos se dirigieron también a sus aliados socialistas en el Gobierno de la Generalitat. Si en el proceso de elaboración y aprobación "del nuevo Estatut y la nueva financiación" de Cataluña surgen diferencias entre el Gobierno catalán y el PSOE, "el PSC no podrá ser neutral y tendrá que elegir entre la plaza de Sant Jaume [donde está la Generalitat] y la calle de Ferraz [donde tiene su sede el PSOE]".
Los discursos con los que Carod y Puigcercós presentaron su candidatura conjunta ante el plenario del congreso tuvieron un elevado tono reivindicativo, más propio de un mitin que de un congreso celebrado tras una sucesión de éxitos electorales y políticos. Pero la derrota, el sábado, de la propuesta de la dirección de celebrar los congresos por el sistema de delegados y no por el asambleario, obligó ayer a los líderes a buscar una nueva conexión con la militancia.
Eso trajo a los discursos asuntos sobre los que no debatía el congreso y que se refieren al programa máximo del partido. Carod recordó, por ejemplo, que Esquerra rechaza la Constitución española porque pone al país bajo la tutela de las Fuerzas Armadas, porque prohíbe la federación de comunidades autónomas y porque mantiene al idioma catalán en posición subordinada respecto al castellano.
Por esta razón advirtió al PSOE de que ERC no aceptará una reforma de la Constitución limitada a "retocar el Senado y permitir que una infanta pueda reinar". El PSOE, dijo, "tiene una segunda oportunidad de demostrar que tiene un proyecto para España distinto del de la derecha, pero para nosotros ésta es la última oportunidad de creer que eso es posible". Por si no quedaba claro, agregó: "¡PSOE, el federalismo se demuestra federalizando!".También Joan Puigcercós quiso dejar claro que, pese a estar dispuesta a garantizar la estabilidad parlamentaria del actual Gobierno español, Esquerra seguirá siendo un partido "impertinente" e "incómodo", que prodigará gestos como el de hablar en catalán en el Congreso y el Senado, y el defender ideas chocantes para otras culturas políticas, como el empeño de dar una identidad política a los "países catalanes". Estos gestos y estas posiciones, afirmó, son simplemente el ejercicio de la democracia y la demostración de que Esquerra es un partido "desacomplejado".
La votación del sábado en favor del asamblearismo movió a Carod y Puigcercós a abandonar su primitiva intención de que se votaran por separado sus candidaturas a presidente y secretario general del partido, respectivamente. Les dio vértigo la eventualidad de un voto de castigo cruzado entre los partidarios de uno y otro, que hubiera dado al traste con uno de los principales objetivos del congreso: lanzar con fuerza una imagen de partido unido, que ha dejado atrás la no tan lejana etapa de las luchas cainitas y la ingobernabilidad interna.
Por esta razón, Carod finalizó la presentación de la candidatura como un asunto de todo o nada: "Esto es el equipo. Éste es el tique: Carod-Puigcercós. Os pido el voto para los dos". Puigcercós no se quedó atrás: "Os pido un acto contundente de unidad. Pido apoyo para este equipo". Obtuvieron la respuesta que querían. La candidatura recibió un respaldo rotundo, 1.185 votos, el 87% de los emitidos; 113 en blanco, el 8,2%, y 64 nulos, el 4,6%.
Así fue como el congreso de Esquerra consagró la dirección bicéfala que ha de guiar al partido hasta el próximo ciclo electoral, en el que aspira a convertirse en la segunda fuerza de Cataluña, desbancando a CiU. Puigcercós puso los números al primer envite de este reto, las elecciones municipales de 2007. En esas elecciones, Esquerra quiere pasar de las 557 candidaturas que presentó en 2003 a 700; de los 1.281 concejales que tiene ahora a los 2.000; y de 123 alcaldías, a 200.
Que un eventual voto de castigo cruzado era un riesgo cierto quedó apuntado en la votación de los otros cargos que finalmente, tras retorcer el reglamento hasta donde hizo falta, se sometieron a la votación de los congresistas. La reestructuración de la dirección realizada en este congreso incluyó la elección de tres vicesecretarios generales. La elección de los tres candidatos dejó claro que el que va a ser la mano derecha de Carod como vicesecretario de Coordinación Institucional, Manuel Balcells, recibía el 65% de votos a favor, pero también el 24% de votos en contra y el 10% en blanco.
En cambio, el castigo fue menor en el caso del candidato a vicesecretario general de Coordinación Interna, Josep Vall, que ha sido y seguirá siendo uno de los más estrechos colaboradores de Puigcercós. Recibió el 78% de los votos a favor, 186 en contra y 88 en blanco. En el caso de la candidata a vicesecretaria general de Acción Política, Carme Capdevila, que no aparece alineada ni en la estela de Carod ni en la de Puigcercós, no hubo apenas votos en contra. Obtuvo el 86% de los votos a favor.
Todo esto indica que, aunque larvadas, existen en Esquerra lo que Carod denominó "sensibilidades" distintas, que la dirección ha de tener en cuenta. Tanto Carod como Puigcercós dejaron claro en sus intervenciones ante los militantes que han tomado nota del revolcón sufrido por la dirección en la primera sesión del congreso a cuenta del asamblearismo. Intentaron verle un lado positivo, pese a que esa votación echó atrás uno de los elementos esenciales de la modernización del partido programada por la dirección saliente.
"Hemos entendido el mensaje", dijo Carod. "Es el peso de la tradicción libertaria de Esquerra. El partido no acepta control externo alguno. Pero el partido somos tanto quienes votamos a favor de la reforma, yo mismo, por ejemplo, como quienes lo hicieron en contra". Luego concluyó que esta "lección democrática no puede darla ningún otro partido".
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