Fantasía hecha piedra
Una ruta entre callejones pétreos convierte a El Torcal en un escenario espectacular que surgió del fondo del mar
Pasear por el Torcal de Antequera (Málaga) es como vivir en un cuento. Entre sus hoyos y corralones se abren callejones flanqueados por figuras que, con un poco de imaginación, se asemejan a columnas, palacios, templos orientales o gigantes de piedra. El itinerario propuesto sigue la ruta verde, los responsables del paraje la han señalizado con flechas de este color para que el paseante no se pierda. Parte de los aparcamientos, situados junto al centro de visitantes El Torcal Alto. Cuando el caminante se dispone a comenzar encuentra un cuadro informativo. La dificultad del recorrido es media-baja y la duración oscila entre los 40 y 60 minutos. "Eso si no te paras a echar fotos", bromea uno de los visitantes, que de vuelta, se interesa por el origen de las formaciones en las rocas. "Junto a los animales, es una de las mayores curiosidades de los visitantes", explica una trabajadora del centro de visitantes. "Ahora se ven lagartos y te preguntan la especie o también por las cabras montesas". La zona alberga uno de los paisajes geológicos más singulares de Europa. Torcal significa terreno con torcas, concavidades y hundimientos en la roca. Sus orígenes se remontan al Jurásico, hace 150 millones de años, tiempos en los que era una extensión marina. El plegamiento alpino hizo que los materiales calizos emergieran en forma de sierras. Desde entonces, la acción combinada de lluvia, viento y nieve, ha esculpido en el paisaje caprichosas formas. El paseo discurre entre subidas y bajadas. Es conveniente llevar un calzado con suela de goma y tener especial cuidado en días lluviosos o húmedos. Las flechas conducen por un labertinto en el que un macizo en forma de esfinge traslada al caminante a Egipto. "No es tan fácil ver las figuras", cuentan en el centro de visitantes, "de hecho muchos excursionistas nos dicen que no las han visto porque iban pendientes del sendero para no perderse". Conforme se avanza, las pisadas se mezclan con sonidos de naturaleza. Ejemplares espectaculares de hiedras visten las rocas, acompañadas también por zarzales, madreselvas y arbustos. En ocasiones es preciso apoyarse en las piedras para hacer más fácil el camino. Tres jóvenes descubren una cabra montesa y admiran sus saltos. "¡Vaya equilibrio, parece una titiritera!," comenta una de las chicas. Poco después reparan en que la acróbata tiene compañía. Una decena de ejemplares de su especie la observan ascender por las rocas hasta la cima de un risco. El sonido las pezuñas se funde con gritos apagados de otros excursionistas. Un matrimonio hace la ruta con sus dos hijas. La madre carga con una de ellas y lleva de la mano a la otra. "Esto es un bosque encantado", cuenta la hija, de unos 7 años. Explica que una bruja convirtió en piedra a todos los animalitos que permancerán en este estado hasta que alguien rompa el hechizo. "Esto es un enanito", señala mientras aconseja a su madre que no se siente porque podría dañar al ser encantado. El padre, mochila a la espalda, pantalón corto y botas de montaña, las alcanza y sonríe al oír la explicación.
Sombrero de nubes
- Cómo llegar. Desde Antequera, se parte desde la comarcal 3310 en dirección a Villanueva de la Concepción y a los 12 kilómetros hay que tomar un desvío a la derecha hasta el centro de recepción del espacio protegido. El director conservador del Paraje Natural, Antonio Pulido Pastor, recomienda que se visite en primavera y el otoño, porque no hace mucho frío y siempre que no haya niebla.
- Qué ver.El centro de visitantes, abierto todos los días de la semana, proyecta cada hora un audiovisual de 10 minutos que exhibe fotografías de El Torcal, habla de la formación geológica, de la flora y la fauna. Los pases comienzan a las 11.00 y terminan a las 16.30. La entrada es gratuita y tienen una capacidad para 40 espectadores. Recomiendan llamar con antelación ( 952 03 13 89) para programar la visita.
- Alternativas.A 100 metros del centro de visitantes, un sendero conduce al Mirador de las ventanillas, que dispone de un sendero señalizado. Desde él se contemplan preciosas vistas de Villanueva de la Concepción, a la izquierda se observan las sierras de Colmenar y el mar. Los días que no hay niebla se divisa África y la bahía de Málaga. Una de las formas rocosas más características, que además resulta fácilmente identificables es El Tornillo. Se encuentra a unos 200 metros del parque, saliendo por la carretera, en la tercera curva a la derecha.
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