Una compleja historia

Río de Janeiro

El colegio Miguel de Cervantes de São Paulo, una institución sin fines de lucro, tiene una historia compleja. En 1965, un grupo de empresarios españoles en São Paulo quiso crear un centro español y optó por un colegio. A ello contribuyó la Asociación Colegio Español de São Paulo (ACESP) que compró el terreno actual, de más de 50.000 metros cuadrados, por 400.000 dólares. La embajada aportó cinco millones de pesetas.

Diez años más tarde, en 1975, la ACESP vendió el terreno al Instituto Español de Emigración por unos dos millones y medio de euros y comenzó la construcción del colegio. El Instituto de Emigración cedió en comandato el terreno a la ACESP por 50 años. En 1978 se abrió el colegio, con director y profesorado brasileño, según la legislación de entonces.

En 1979 se creó la Asociación Hispano Brasileña para fines Educativos y Culturales (AHBEC), que se quedó con el terreno y la construcción cuando esta asociación renunció al comandato. Pero la ACESP tiene la cesión del uso del terreno e instalaciones mientras exista el colegio.

En ese momento, entró el Estado español con una subvención de 600.000 euros y fue nombrado un director español para codirigir el centro. La AHBEC tiene su sede en Brasilia y está presidida por el embajador de España en Brasil y por el cónsul general de España en São Paulo. En el colegio trabajan 271 empleados, 154 de ellos, docentes. Se define como "entidad educativa y cultural sin ánimo de lucro, hispano-brasileña y pluricultural".

El Miguel de Cervantes se prepara para celebrar en el 2005 el 4º centenario de El Quijote, que impregnará todas las actividades del centro, "tanto lectivas como extraescolares".

Habrá una lectura continuada de El Quijote en edición bilingüe, que será la muestra de "la vocación integradora brasileño-española, que caracterizó al colegio desde su fundación".