Cero en Matemáticas
Parece que el único problema del sistema educativo es la Religión. Dentro de unos días, con motivo del final de curso, aparecerán publicados los índices de fracaso escolar y otra vez se planteará la desastrosa formación matemática de los jóvenes españoles y se intentará encontrar al culpable.
Si ha habido una asignatura realmente masacrada por la ley educativa vigente, no ha sido la Religión, sino las Matemáticas. A alguna mente iluminada, allá por los principios de los años ochenta, se le ocurrió que para acabar con el fracaso escolar era preciso reducir la carga lectiva semanal en esta materia de cinco a tres horas y aligerar contenidos de forma que el alumno se pasara medio año repitiendo exactamente todo lo estudiado en el año anterior. El fracaso en la asignatura, curiosamente, no ha disminuido. Lo único que se ha conseguido es que al final de la ESO, los alumnos, en el mejor de los casos, tengan un nivel prácticamente similar al del antiguo 8º de EGB . Luego viene el bachillerato LOGSE, y en dos años hay que cubrir todo aquello que anteriormente se veía en cuatro, a costa de ir deprisa, sin rigor y sin profundización. Todo se reduce a dar unos cuantos trucos y métodos para superar la selectividad con éxito.
Hasta los mejores alumnos salen del bachillerato con la idea de que en Matemáticas no hay que estudiar y que no hay teoría ni demostraciones. Me sorprende que las universidades no hayan gritado más alto y más claro contra esta barbaridad. Algún tímido intento se ha hecho para intentar arreglar el problema, pero no ha pasado de un parcheo insuficiente.
Imagino que las academias privadas estarán rezando para que el actual sistema educativo se perpetúe y así seguir teniendo sus locales llenos de alumnos que se las puedan permitir, aprendiendo todo aquello que deberían haber aprendido antes gratuitamente.
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