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Los arquitectos dan por agotado el modelo de desarrollo urbanístico de la Costa del Sol

Un informe alerta de que el crecimiento ilimitado es insostenible y expulsará a los turistas

"Hay que cambiar el patrón del desarrollo urbanístico de la Costa del Sol para no matar a la gallina de los huevos de oro que es el turismo". Más que una conclusión, esta idea básica contenida en el análisis que el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España ha realizado sobre el litoral de Málaga es una premisa para afrontar el futuro, según expuso ayer su coordinador, Fernando Prats, quien instó al conjunto de la sociedad malagueña a consensuar un nuevo modelo. "No se trata de decir no al crecimiento, sino de moderarlo porque el ritmo actual es insostenible", dijo.

El diagnóstico puede parecer poco novedoso, pero es todo un toque de atención ante la práctica urbanística común de la mayoría de los ayuntamientos de la zona en un momento en el que todos ellos tienen en proceso de revisión sus planeamientos. El arquitecto Fernando Prats invitó a huir del alarmismo y reconoció que a corto plazo la actividad turística en la Costa del Sol seguirá funcionando bien. "El reto es un cambio de chip, cambiar los patrones de desarrollo es algo que exige tiempo y se puede hacer con tranquilidad porque no tenemos un corto plazo amenazador, y convertir esta transformación en un éxito comercial", dijo.

Aunque, según Prats, lo oportuno hubiera sido iniciar esta reflexión hace 10 años, la situación tampoco permite alimentar los argumentos de quienes piensan que la situación es irreversible. En la Costa del Sol hay cinco veces más de suelo libre y por desarrollar que el actualmente urbanizado, y lo que hay que evitar que ese espacio se ocupe con los mismos criterios que ha regido el desarrollo actual.

"Los recursos no son ilimitados, y no dan más de si", advirtió Prats, quien dijo que la colmatación urbanística y la desnaturalización del entorno provocan la huida de demanda turística y residencial de más poder adquisititvo.

El presidente del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos, Carlos Hernández Pezzi, dijo que el documento de reflexión elaborado por este organismo "se quedaría corto si no provoca un debate en el conjunto de la sociedad". El propósito de la Diputación Provincial, que encargó el estudio, es abrir un proceso de reflexión y discusión en el que participen instituciones, empresarios, y ciudadanos en general con la aspiración última de sellar un pacto territorial en el que se definan las directrices de un nuevo modelo de desarrollo sostenible que garantice la calidad de vida.

En el estudio, en el que ha participado también la Sociedad de Promoción y Desarrollo (Sopde) se pone de manifiesto el rechazo social que provoca el actual modelo urbanístico. La Asociación Internacional de Turoperadores advirtió de los riesgos de pérdida de competitividad por la colmatación en una reunión celebrada la pasada semana en Málaga, y las encuestas que esta sociedad realiza periódicamente reflejan que los problemas derivados del desarrollo urbanístico, especialmente los relacionados con la movilidad, son los que más preocupan a los ciudadanos de la zona, y que la masificación es el elemento que más quejas provoca de los turistas. Con estos datos, Prats entiende que el consenso social sobre el agotamiento del modelo debe traducirse necesariamente en la acción institucional.

El presidente de la Diputación de Málaga, Salvador Pendón, consideró que este organismo es idóneo para encauzar el proceso e reflexión justamente por no tener competencias directas en la planificación territorial, lo que le permite jugar un papel imparcial. "Hay algo más importante que el poder, que es la influencia, y en este asunto hay un reto importante de liderazgo", dijo Prats.

El arquitecto responsable del estudio recordó que estos debates se han iniciado ya en otras comunidades como Baleares, Canarias, y, recientemente en Cataluña. Dijo que no hay que denostar lo realizado, pero sí asumir los riesgos de un modelo que ya hay que reconocer agotado, y que el futuro de la Costa del Sol pasa justamente "por asumir su madurez como destino turístico" y que tiene que fortalecerse en términos de sostenibilidad, calidad integral y diferenciación.

Prats apuesta también por emprender planes de rehabilitación para regenerar las ciudades tradicionales que han quedado relegadas por la expansión urbanística. "La ciudad buena no es la futura, sino la que hay, las mejores zonas ya estaban hace 20 años, o aceptamos ese reto o seguimos pensando en comernos la montaña", concluyó.

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