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Los votantes comienzan a confiar en Kerry para combatir el terrorismo

Bush pierde terreno en su gran baza electoral

Por primera vez, los estadounidenses confían más en John Kerry para dirigir la guerra contra el terrorismo que en el presidente George W. Bush. Aunque la ventaja es mínima, 48% / 47% a favor del aspirante demócrata, su importancia es tremendamente significativa, ya que la capacidad de liderazgo en la lucha contra el terrorismo constituye uno de los pilares en los que Bush ha basado su campaña para la reelección el próximo noviembre.

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Hace menos de dos meses, la ventaja de Bush sobre Kerry en este asunto ascendía a 21 puntos, según la encuesta periódica de The Washington Post-ABC News publicada ayer. El diario washingtoniano achaca la pérdida de liderazgo de Bush en esta cuestión vital al aumento de las bajas norteamericanas en Irak y a la preocupación sobre las consecuencias de la guerra a largo plazo.

Pero ese dato no es el único negativo para el inquilino de la Casa Blanca que arroja la encuesta. Kerry aventaja cómodamente a Bush en una serie de asuntos básicos ante el enfrentamiento electoral de noviembre. Por ejemplo, los encuestados consideran a Kerry más honesto y digno de confianza por un abrumador 52%-39% y lo prefieren para gestionar la sanidad (por 21 puntos), los impuestos (13), la educación (10 ), las relaciones internacionales (8), la economía (5) y los déficit federales (4).

La compensación para Bush es que los encuestados lo consideran por 12 puntos de ventaja (51% / 43%) "un líder fuerte", que hará de Estados Unidos "un país más seguro" (54% / 50%). Igualmente aumenta el número de ciudadanos que consideran que la situación económica ha mejorado. El nivel de aprobación de su gestión se mantiene en un 47%, mientras que el de rechazo asciende hasta el 51%. ¿Cómo se traducirían estos porcentajes si se extrapolaran a noviembre? Simplemente, en una derrota del presidente republicano por cuatro puntos (48% Kerry, 44% Bush) en el voto popular, con un 6% de los votos, decisivos, que irían a parar al candidato independiente, Ralph Nader.

Conviene recordar que en Estados Unidos, contrariamente a lo que ocurre en Europa y otros países, el presidente no es elegido directamente, sino indirectamente por los miembros de un colegio electoral, formado por los delegados de cada Estado, estos sí, elegidos directamente por los votantes. El colegio electoral constituye una de las peculiaridades más llamativas del sistema político y constitucional norteamericano y su finalidad es impedir que, por medio del voto directo, pueda emerger un dictador o tirano que se haga con el poder absoluto gracias a los sufragios de los Estados más poblados. Forma parte del sistema de equilibrios y contrapesos, base de la Constitución estadounidense, en vigor ininterrumpidamente desde su aprobación en Filadelfia en 1787 y que ha evitado, en sus más de dos siglos, el establecimiento en el país de los absolutismos, dictaduras y tiranías que han proliferado en otras latitudes.

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Precisamente esa lucha por los votos del colegio electoral hace que los aspirantes concentren sus esfuerzos en los llamados swing states o Estados basculantes, donde los votos pueden cambiar de elección en elección. Bush, por ejemplo, realizó el lunes su quinta visita desde el comienzo de la campaña al Estado clave de Ohio mientras Kerry intentaba dar la vuelta en Colorado a la tradición republicana del Estado, con una propuesta para financiar con fondos federales la investigación sobre células madre, limitada por la actual Administración desde 2001. Kerry cuenta con el apoyo a su candidatura de 48 Premios Nobel, que han suscrito un documento en el que denuncian a la Casa Blanca por lo que afirman constituye "una manipulación, supresión y tergiversación de la ciencia" en temas relativos a la biotecnología, el recalentamiento del planeta y la energía nuclear.

En cuanto a Nader, considera "obscenas" las presiones demócratas para que se retire de la carrera presidencial por temor a que reste votos a Kerry, como ocurrió en el 2002 con Al Gore.

El candidato demócrata, John Kerry, durante un acto electoral en Seattle, en febrero.
El candidato demócrata, John Kerry, durante un acto electoral en Seattle, en febrero.EFE

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