Nuno Gomes, un devorador de U2 y Saramago

El hombre que ayer mandó a casa a España devora los libros de José Saramago y la música de los irlandeses U2. Nació en Amarante, una pequeña población emparedada entre Lisboa y Oporto, con el nombre de Nuno Miguel Soares Pereira Ribeiro, aunque años después adoptaría el de Nuno Gomes en honor a su gran ídolo del fútbol: Fernando Gomes, el gran delantero portugués que jugó en los años ochenta en el Oporto y el Sporting de Gijón.

Debutó con la selección absoluta cuando tenía 19 años. Jugo sólo 11 minutos contra Francia. Pero su verdadero destape se produjo pocos años después. El seleccionador Humberto Coelho le llamó para ocupar la cuarta plaza de delantero en uno de los partidos de la fase de clasificación para la Eurocopa de 2000. El rival: Inglaterra. Con Pauleta sancionado y Sa Pinto lesionado, Coelho no tuvo más remedio que sacar a Nuno Gomes. No sólo jugó, sino que su primer gol como internacional significó también el de la victoria de Portugal. La afición y la prensa ya tenían al delantero que llevaban deseando desde, precisamente, Fernando Gomes.

Aquello fue una sorpresa salvo para aquellos que habían seguido al portugués en su trayectoria como juvenil. Junto a Bruno Caires, Beto y Dani logró el Europeo sub-18, el cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de Atlanta y el tercer cajón en el podio del Mundial sub-20 disputado en Qatar. Entonces, curiosamente, sus dos goles también apearon a la España de Raúl, Ivan de la Peña y Etxeberria. La historia se repitió ayer.

Gomes siempre ha defendido que el delantero portugués es una especie distinta. "Somos jugadores técnicos y ofensivos, pero no nos gusta jugar como los delanteros tradicionales. A mí, por ejemplo, me seduce hacerlo de pivote, pero lo cierto es que se necesita mucha experiencia para ocupar ese puesto", declaró hace unos años. El Boavista, primero, y el Benfica, después, confiaron en el emblema de una nueva hornada de futbolistas lusos.