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Crítica:ÓPERA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La vida que pasa

Vuelve Strehler en su trabajo póstumo -murió durante los ensayos de este Così fan tutte, a finales de 1997-, y es como rejuvenecer en un viaje imaginario a las esencias del teatro humano, recordando aquel Arlecchino, servitore di due padroni de los ochenta o Le baruffe chiozzotte de los noventa, espectáculos sobre Goldoni con los que se sentía la emoción del teatro a través de unos personajes conmovedores en escena porque estaban llenos de vida.

En Così, Mozart -"el músico de la felicidad posible, pero también de la discreción y el pudor", según Strehler- está cerca de Goldoni, porque late en primer plano la comedia de la vida, con las dudas, los sentimientos, las pasiones y los desencantos de unos actores -cantantes jóvenes y cercanos, entre los que sobresale María Rey-Joly-. Strehler quería en esta producción a cantantes sin experiencia que se asomasen a la obra con la ingenuidad de la "primera vez". Se ha respetado ahora su intención. También la orquesta es joven. Y el público, con las entradas más caras a 30 euros. Los espectadores se ríen a placer durante el desarrollo de la obra. Hay repartos mejores y músicos más expertos, qué duda cabe, pero no es eso lo que más importa en esta ocasión.

Così fan tutte

De Mozart. Concepción escénica de Giorgio Strehler, realizada por Carlo Battistoni. Escenografía: Ezio Frigerio. Figurines: Franca Squarciapino. Orquesta-Escuela de la Sinfónica de Madrid. Director musical: Arnold Bosman. Con María Rey-Joly, Angela Bonfitto, Mark Milhofer, Nicolas Rivenq, Janet Perry y Alexander Malta. Teatro Español, 18 de junio.

Lo que asombra es la maestría infinita en el arte de saber contar una historia, la sensibilidad, la magia de los claroscuros, la sencillez del tratamiento de un espacio en el que se siente desde el aire hasta el calor en una fusión perfecta entre el arte y la vida. El espectáculo es ideal para una iniciación a la ópera, para lo que los políticos llaman "captación de nuevos públicos". Es la ópera desde el teatro, con la sabiduría humanista de Strehler como compañía. Una gozada.

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