Trap estropea su obra

La vena conservadora de Trapattoni estropeó una primera parte primorosa de Italia. Se puso a especular en el segundo tiempo, a hacer cambios conservadores, y su equipo se desvaneció en manos de Suecia, que crecía a cada minuto. Empató Ibrahimovic en un remate inverosímil, de espaldas a la portería, casi de espuela. Pero ya poco antes Buffon paró milagrosamente un disparo de Jonson. A Suecia le dio un subidón. Y a Italia, ganas de llorar, después de haber jugado tan bien en el primer tiempo. Gracias a Pirlo, que le dio sentido a Italia para que actuara como corresponde a su bella historia. El viejo Trap había dispuesto la alineación que le pedía toda Italia. Hasta que la destruyó con sus cambios y complicó el futuro de Italia en el torneo. Un partido cargadísimo de emociones que el sancionado Totti vio desde la grada, acompañado de su novia Hillary.

Italia perdió el control tras el descanso, le salió la vena conservadora y se puso a defender

Cierto que Suecia ha mejorado técnicamente en los últimos años. Y que ha ganado en experiencia internacional, con muchos de sus jugadores viajando por Europa. Pero sigue basándose en el contragolpe y en la exuberancia física. A pesar de que cuenta con una delantera temible: Ibrahimovic y Larsson, acompañados muy a menudo por el velocísimo Ljunberg, que llega desde atrás a toda máquina. El mejor ayer fue sin duda Ibrahimovic, que mide casi dos metros pero nadie lo diría, por la coordinación de sus movimientos. Gracias a su tremenda actividad física, el conjunto escandinavo acabó el partido como si lo hubiera ganado. Ante el entusiasmo de su hinchada amarilla, la más numerosa de cuantas están en Oporto.

El invocado Pirlo dio toda la razón a quienes exigieron su presencia. Se apropió del balón desde el primer minuto. Bajó a recogerlo a la defensa. Y lo repartió con su clase habitual. En corto y en largo. Sobre todo en largo. Tiene un compás en su pie derecho. Abre el campo y el espectáculo para que disfruten sus compañeros. Ellos son los principales beneficiados. Todos salen mejorados. El Del Piero de ayer insinuó al de otros tiempos, después de su lamentable estreno ante Dinamarca. Y a Cassano fue un placer verlo de cerca. Es un jugador diferente. Difícil de definir. Una mezcla de media punta y segundo delantero. Tiene lo mejor de cada cosa: la claridad del enganche para el pase, y el gol del atacante. Apenas va acompañado de equipaje físico, pero aprovecha al máximo lo que tiene. El punto bajo de gravedad, por ejemplo, le permite regatear con facilidad. Con él, el balón siempre está en el piso. Va en la mejor compañía. Además, sabe buscar los centros y cabecear, que es lo que hizo en el primer gol. Tras un centro con la izquierda de Panucci. Lo peinó suavemente. Hizo justicia a la gran superioridad de los azzuri. Mucho antes ya había merecido ponerse por delante. Pero Vieri se empeñó en tirarlo todo a la basura. Sin el punto de velocidad necesario, el gigante del Inter deja de ser temible. Se siente patoso y no sabe qué hacer con los pies. Como no sea estrenar botas de distintos colores cada partido. Ante Dinamarca fueron amarillas; ayer, verdes.

Fue una gran primera parte de Italia que su hinchada, que era minoría, despidió puesta en pie. ¿Quién dijo que los tifosi no aprecian el buen fútbol? Pirlo es un medio centro excelente. Campeón de Europa sub 21 en 2000 para más señas. Y rompe la teoría, tan extendida por otra parte, de que el medio centro debe ser un atleta: fuerte y correr millas. Hubo de llegar Ancelotti al banquillo del Milan para que se apreciaran sus condiciones. Por ahí andaba, cedido, sin que nadie apostara por su talento. Lo veían demasiado pequeño. Demasiado débil. Demasiado ofensivo. Se equivocaron. Y resulta una infamia que Trapattoni prefiriera ante Dinamarca a Christiano Zanetti. Claro que tampoco fue baladí la presencia del impetuoso Gattuso, fundamental para Pirlo, tanto en el Milan como en la selección. Le libera de otros trabajos más desagradables. Gattuso es un jugador feo y poco elegante, pero en ningún caso le falta inteligencia, ni dentro ni fuera del campo. Tiene carácter. Y lo transmite. Baste como ejemplo la tremenda ovación que escuchó al ser sustituido. Pues bien, Trapattoni retiró a Cassano y Gattuso.

Italia perdió el control tras el descanso. Le salió la vena conservadora y se puso a defender. A especular. Panucci y Del Piero se intercambiaron un par de broncas por haberse negado el balón en sendas jugadas. Trapattoni retiró a Cassano cuando el que estaba exhausto era Del Piero. Empujó Suecia y Larsson dibujó un contragolpe perfecto que sólo salvó Buffon en la que puede ser la parada del torneo. Fue un tiro raso, potente y cruzado de Jonson que se encontró con la mano de Buffon, incapaz de detener poco después el magistral remate de Ibrahimovic. Un delantero de verdad. Al contrario que el actual Vieri.