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Tribuna:Aproximaciones | MAPA LITERARIO DE CUBA
Tribuna
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El ensayo que surgió del frío

GEOGRÁFICAS o ideológicas, estéticas o económicas, reaccionarias o renovadoras, las comarcas cubanas se rigen hoy por el signo de la incertidumbre. Ese desasosiego, dinamizado por la caída del bloque comunista y su impacto posterior en la isla, es un formidable estímulo para practicar el ensayo. Así lo ha entendido al menos una nueva generación de ensayistas cubanos de todas las orillas y filiaciones, quienes han conseguido irrumpir en el panorama de su cultura y abrir el abanico de sus opciones. Ellos han renovado temas tales como la identidad nacional (Eliades Acosta Matos), la revaloración de la República entre 1902 y 1959 (Duanel Díaz), el hedonismo (Antonio José Ponte), la construcción imaginaria de la ciudad (Emma Álvarez Tabío), la persistencia de la revolución más allá de la desaparición física de sus líderes originales (Manuel Henríquez Lagarde), la deconstrucción del canon cubano (Rolando Sánchez Mejías), la apostasía como posibilidad de la cultura (Jorge Ferrer), la singularidad cubana en la era global (Enrique Ubieta), las manipulaciones de la memoria (Ernesto Hernández Busto), la condición performática (Glenda León), la herencia clásica latinoamericana (Rufo Caballero) o el aporte del exilio y los estudios culturales en los intelectuales insulares (Víctor Fowler). Rafael Rojas, que ha desatado algunos de estos temas e intervenido en casi todos, es al mismo tiempo quien ha suscitado las mayores polémicas y abarcado la mayor cantidad de registros, pues ha abordado desde el ensayo literario hasta el académico, pasando por los artículos de divulgación y el análisis político.

Sobre los temas que más interesan a los escritores cubanos

En una cultura tan conflictiva como la cubana, sobra advertir que no tratamos, aquí, ni de un partido político ni de un club de amigos. Estos y otros nombres se han visto inmersos en encendidas trifulcas que han fortalecido la salud del pensamiento cubano y reajustado sus horizontes hacia el siglo XXI. También ha habido calumnias y descalificaciones, que quedarán escoradas en la historia del folclore político criollo. Tales polémicas se han alojado, dentro de Cuba, en revistas como Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, Temas o Contracorriente. En el exilio destacan Apuntes Postmodernos, Encuentro, Editorial Colibrí o La Habana Elegante (en formato digital). Una mención especial merece la revista Criterio, desde la que durante 25 años Desiderio Navarro ha nutrido a buena parte de estos pensadores, además de traducir y publicar el material más variado de la teoría marxista de todas las latitudes.

Junto al hecho histórico de la caída del muro de Berlín, el debate modernidad-posmodernidad ha actuado como el otro gran detonador intelectual de esta generación, que ha lidiado tanto con la voz de los maestros cubanos -Cintio Vitier, Virgilio Piñera, José Lezama Lima, Che Guevara, Antonio Benítez Rojo, Gustavo Pérez Firmat, Roberto González Hechevarría o Fernando Martínez Heredia- como con el posestructuralismo francés, la teoría crítica alemana, el neomarxismo anglosajón, el pensamiento revolucionario latinoamericano, algunos residuos de la teoría de la dependencia o los cultural studies norteamericanos.

Más allá de su reafirmación de la revolución o su disidencia con ésta, los ensayistas posteriores a la guerra fría se verán obligados a pensar una época en la que sus intereses más inmediatos convivirán con la realidad virtual y la clonación, la conquista de Marte y la mutación demográfica planetaria, la globalización y el terrorismo. En ese mundo, términos para muchos tan sagrados como utopía, revolución, comunismo, solidaridad, democracia, patria, mercado o libertad, clamarán por un replanteamiento sin paliativos.

Ante la magnitud de ese futuro que ya está a sus puertas, el nuevo ensayo cubano se haría un favor si fuera capaz de atender, tan sólo un poco, aquella recomendación de Nietzsche sobre los fundamentos: no hace falta renegar de ellos, pero es preciso, ante ellos, ponerse los guantes. Si esos guantes serán los del cirujano (dispuesto a meter el escalpelo hasta los órganos profundos de la realidad), o los del boxeador (programado para tumbar por la vía más rápida posible al contendiente que no piensa como él), eso ya dependerá del talento de cada cual, de lo que entienda cada uno por cultura, y del modo en que prefieran habitar ese territorio que, en la geografía de la literatura, fundó una vez Michel de Montaigne.

, y la antología Cuba y el día después (Mondadori, 2002), entre otras.

Iván de la Nuez (La Habana, 1964). Ha publicado los ensayos La balsa perpetua (Casiopea, 1998), El mapa de sal (Mondadori, 2001)

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