_
_
_
_
OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Memoria de una huelga

Hace 4 meses nos metieron en una huelga con la promesa de que en dos o tres semanas íbamos a conseguir ganar 900.000 pesetas más al año. Todo era beneficio. Nos convencieron de que teníamos derecho a ganar más, porque limpiamos centros públicos y tendríamos que cobrar como funcionarios. ¿Qué ilusas hemos sido? Me siento engañada, frustrada, utilizada, manipulada; no soy capaz de describir con palabras mi agobio por una situación a la que no veo salida. Primero convocamos la huelga tras una votación en la que algunas votamos en contra y salió por unanimidad, algo que no entenderé nunca. Después de dos meses, un juez dice que es ilegal. Nosotras no sabemos cómo se convoca una huelga, pero el sindicato debería de saberlo. A lo largo de este periodo se utiliza por todas las partes como arma arrojadiza nuestras condiciones laborales, poniendo en entredicho si están bien o mal, estando en boca de todo el pueblo y aguantando comentarios de cómo hemos entrado a trabajar, si tenemos muchas o pocas vacaciones, si los demás tienen 35 horas a la semana o no, o que "ya quisiera su puesto para mi hija", "yo gano lo mismo y no me quejo", "yo también quiero ser funcionario"... Desgaste y más desgaste. A la vez, se utilizan prácticas de presión que algunas no compartimos pero se nos adjudican todas a nosotras: asalto al Ayuntamiento, pintadas amenazantes, agresiones a trabajadoras.

Se vuelve a la huelga, en este caso con bastantes trabajadoras de baja porque no la queremos pero no aguantaríamos la presión de las compañeras amenazándonos. Siguen los rumores, la opinión pública en contra nuestra; siguen las amenazas, las pintadas, pero algo cambia: las relaciones personales entre nosotras, y esto nos quedará para siempre. Ahora hay expedientes, un despido, mucho cansancio y ninguna solución. Nuestra causa se ha convertido en la causa de una serie de colectivos abertzales que nos utilizan para sus intereses políticos, somos marionetas de algo que se nos escapa. Quiero, necesito, que se acabe esta situación. ELA, nos has utilizado vilmente, y es lo último que debe hacer un sindicato: utilizar al trabajador. Basta ya.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_