Kebá M'Bayé defiende el principio ético de los Juegos
Juan Antonio Samaranch, presidente honorífico del Comité Olímpico Internacional (COI), no pudo acudir ayer al Diálogo universal sobre el deporte que debía mantener con el prestigioso jurista Kebá M'Bayé, presidente del Tribunal Arbitral del Deporte y de la Comisión Ética del Comité Olímpico Internacional. Una indisposición impidió al dirigente catalán que presidió el COI entre 1980 y 2001 acudir a su cita con el Fórum.
Sin embargo, Samaranch estuvo presente a lo largo de todo el monólogo en que se convirtió el acto. M'Bayé inició su exposición pidiendo un reconocimiento por la labor realizada por este catalán universal, que cambió la fisonomía no sólo del COI sinó también de los Juegos Olímpicos, máximo exponente del deporte mundial. La gestión de Samaranch fue bautizada como perestroika del deporte por su lucha contra la corrupción interna, que afectaba a muchos miembros del propio comité.
M'Bayé explicó que Samaranch aplicó la sentencia de Pierre de Coubertain -"En estos Juegos, más que ganar lo importante es participar"- a la perfección: "Fue determinante para la incorporación de los deportistas profesionales y para conseguir la readmisión de Suráfrica -relegada por la política del apartheid- en los Juegos Olímpicos de Barcelona, de 1992. Además, cerró el conflicto entre EE UU y la URSS, que habían boicoteado los Juegos de Moscú, en 1980, y de Los Ángeles, en 1984. La guerra acabó en los de Seúl, en 1988".
Toda la argumentación de M'Bayé le sirvió para concluir que Samaranch había implantado un nuevo principio ético en los Juegos: alejar a los jóvenes del peligro de las drogas, repulsar la marginación y fomentar los conceptos de amistad, solidaridad y justicia. "Es cierto que se generan muchos ingresos, pero sirven para ayudar a países en vías de desarrollo", sentenció.
