El 'Ranieri' ruso
A Georgi Yartsev le comparan con el técnico italiano del Valencia por sus continuas bromas
A Georgi Yartsev le comparan con el risueño italiano Claudio Ranieri. Yartsev, de 55 años, tiene el pelo blanco, la mirada metálica y le gusta bromear. También le gustan los equipos unidos, la disciplina y mantener sus espaldas cubiertas. El seleccionador ruso, de 55 años, accedió al cargo cuando sólo restaban tres encuentros de la fase de clasificación. Se mostró muy sorprendido: "Estoy tan desorientado con mi nombramiento como el resto de la nación", comentó en tono jocoso. Después consiguió clasificar al equipo contra pronóstico y con la airada protesta de Gales, el sorprendido perjudicado por la reacción rusa. Desde su debut, un empate a uno contra Irlanda, no ha perdido ningún encuentro. La Federación Rusa, que le contrató con un compromiso "de obra" hasta el final de la fase previa le ha ampliado el contrato dos años más.
La primera decisión que tomó Yartsev, un delantero goleador del Spartak de Moscú de finales de los setenta, fue pedir los teléfonos de los jugadores veteranos que su predecesor, Gassaev, había prescindido. Llamó a Mostovoi y Alenichev, le concedió la capitanía a Onopko, y trató de convencer a Karpin de que su renuncia a jugar con Rusia era una mala idea. Todo le salió bien, menos ablandar la cabezonería del jugador de la Real. "Volvemos a ser un equipo", sentenció entonces, en referencia a la falta de unión y la anarquía del vestuario. Pero Onopko, 110 veces internacional, se lesionó en una rodilla. El médico certificó que su recuperación a tiempo no era posible. Yartsev le creyó. Y Onopko se marchó de la concentración convencido de que podía haber jugado. De que era posible forzar su articulación. Sin el capitán, Yartsev llamó a dos jóvenes defensas. Los veteranos, desairados, han vuelto a colocar al técnico bajo sospecha. "Onopko está muy enfadado con el seleccionador", sentenció Karpin, revelando que el central podía haberse recuperado.
Un mal humor imposible de calibrar. La concentración rusa es especialmente hermética. La expedición tiene prohibido traspasar los muros del lujoso complejo hotelero de Vila Moura en el que aguardan su debut desde el 5 de este mes -fueron los primeros en llegar a Portugal-. Sólo pueden salir al exterior a los campos de entrenamiento anexos por temor a un atentado terrorista. Se sabe que se entrenan en doble sesión. Pero nada más. "No hay ningún arma secreta, sólo buscamos tranquilidad", explica Yartsev. Sin embargo, Rusia fue la última en dar su lista final y Yartsev se niega a dar una posible alineación contra España. Sólo recurre a su sentido del humor: "El portero va a ser Ovhinnikov. Tiene experiencia y habilidades. Así, al menos, ya sabeís cómo empieza la alineación".
Pero no siempre se muestra tan conforme de la tranquilidad, de mantener alejados a los periodistas. "Veo por la cantidad de preguntas dispensadas por ustedes a Scolari y Saéz, en comparación con las dirigidas a mí, que los favoritos para la prensa son España y Portugal", ironizó ayer. Tampoco le animaron los continuos problemas en la traducción de sus palabras.
A Yartsev, además de la superioridad técnica de sus rivales, más o menos concedida, le preocupa el calor: "Para Rusia disputar un partido a 30 grados es como para España jugar un encuentro en Moscú en pleno invierno".
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