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Columna
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Votemos

Hoy, cuando escribo, en vísperas de las votaciones al Parlamento Europeo y, por tanto, en plena jornada de reflexión, acometo este compromiso semanal con cierto temor. Hacia ya años, más de 25, que no me había sobrevenido este sentimiento. Normalmente, cuando escribo, intento -aunque, a veces, no lo consiga- analizar algunos comportamientos políticos y sociales, si bien procuro dejar abierto el camino a otros análisis. A otras consideraciones. Sin embargo hoy no me atrevo. No sé si puedo. Siento como si me vigilaran y estuvieran a punto de regañarme. Es como si me asfixiara la censura de antes. Es, para expresarlo mejor, como si mis reflexiones hubieran de pasar un examen previo y en el que estoy condenado al suspenso.

Pero, en fin, entiendo que, como estamos en una sociedad libre, sólo son pesadillas. Que no hay nadie, al margen de las instituciones, que impida que escriba de cosas que han pasado y que están pasando. Por ejemplo, hoy, si quisiera, podría hablar que esta semana el Gobierno central ha liquidado la deuda por la financiación con Andalucía, después de ocho años de que no. También podría comentar que las factoría gaditanas de Izar van a construir dos catamaranes; que la Diputación de Cádiz ha rechazado la liberación completa de la autovía Sevilla-Cádiz o, por terminar, que el secretario del Ayuntamiento de esta ciudad es como el juez de Instrucción número 1 de la misma. Únicamente remite a este Juzgado los documentos que entiende son relevantes para conocer el derrumbe del antiguo Cuartel de Artillería, en el que murió un joven, y no todos los documentos que obran bajo su custodia. No remitió el informe de la Policía Local que advierte del más que posible derrumbe, y de la presencia de personas en el inmueble. No debería ser relevante.

Sin embargo, no voy a comentar estos hechos. No. Hoy lo que voy a hacer es tomarme un ron de mi pueblo a la salud de un amigo. En tres semanas ha vuelto a ver nacer a su hijo. Lo tiene en casa. Hoy, que es ayer, también voy a sentirme feliz por haber visto el primer vuelo de tres jilgueros que han nacido esta primavera. Mañana con esta misma felicidad, y sin sentirme vigilado por esos ojos que imaginaba, voy a votar. Eso sí, como dice otro amigo, de forma elegante. Después de todo ser elegante es saber elegir. Seamos elegantes.

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