Casillas combate la 'cizaña Cañizares'

"¿Le sorprendería que Santiago Cañizares fuera titular contra Rusia?", le preguntó ayer el periodista valenciano Pau Fuster a Iker Casillas. "No", respondió el madridista, flanqueado en la sala de prensa por Puyol y Morientes. Al rato, insistió Fuster, de Superdeporte: "¿No sería injusto que el portero menos goleado de la Liga tenga que sentarse en el banquillo?". Y, nuevamente, con un monosílabo replicó el guardameta: "Sí". Un largo silencio dio paso a nuevas intervenciones hasta que Casillas pasó a departir en solitario con la prensa. Por sus palabras, se dedujo que le escuece el revuelo que, como es costumbre, se ha armado respecto a la portería española.

"Ya está bien con las preguntas rebuscadas, intentando dar en la llaga", explotó Casillas; "vamos a pensar en la Eurocopa y que juegue quien juegue. España somos todos". Y siguió: "Cuanto más bueno eres con la gente, más hostias te dan. En cambio, si eres un cabronazo, mucho mejor". E insistió: "No es rabia ni se trata de ser maleducado. Ocurre que llega un momento en que se impone decir las cosas".

"Ya está bien con las preguntas rebuscadas, intentando dar en la llaga", explota Casillas

A Cañizares, de 34 años, le duele no ser el primer guardameta y ha procurado que se sepa

A lo largo de su intervención, procuró Casillas que nadie advirtiera en su declaración una afrenta a Cañizares. Al contrario: "Tengo una buena relación con Santi. Llevamos ya cuatro años en la selección y ojalá que la herencia que nos dejará a mí y a Aranzubia la podamos entregar nosotros a los que vengan". Al portero del Madrid le duele, sin embargo, que se procese cada una de sus intervenciones y todas sus actuaciones, como si su titularidad fuera una concesión gratuita del seleccionador, Iñaki Saéz.

Nada nuevo en la selección. La presencia de Cañizares ha sido permanentemente utilizada en los últimos torneos como una amenaza para el titular, que, curiosamente, nunca ha sido el hoy portero del Valencia. En el Mundial de Estados Unidos 94, Javier Clemente ya tuvo que intervenir solemnemente para decir que su número 1 era Zubizarreta después de que Cañizares debutara frente a Dinamarca en Sevilla (17-11-1993) y jugara en la cita norteamericana contra Corea por expulsión del vasco. "Yo no renuncio a ser el portero del Mundial", anunció Cañizares al llegar.

Igualmente en la Copa del Mundo de Francia 98 se criticó al seleccionador por mantener a Zubizarreta después del fallido partido contra Nigeria y no haber dado cancha al suplente. Y en el último campeonato, el de Corea y Japón 2002, cuando iba a ser titular, Cañizares se lastimó con un frasco de colonia o, al menos, así se dijo oficialmente. "Volveré", fue la respuesta del guardameta, que viajó como acompañante con la expedición a Asia. También fue suplente de Zubizarreta en la Eurocopa de 1996 y de Molina en la de 2000 hasta que el portero del Deportivo erró en el primer partido contra Noruega y Cañizares se ofreció a Camacho ante Eslovenia, Yugoslavia y Francia diciendo: "Yo estoy aquí para jugar".

A rebufo de Zubizarreta en la selección, cuando estuvo en el Celta y el Madrid, la observación que hace hoy Cañizares es: "A ver si ahora ser campeón de la Liga y de la Copa de la UEFA va a ser un problema. Que no juegue no es una cuestión de mala suerte. Mala suerte la tuvieron Raúl y Joaquín cuando fallaron sus penaltis en la Eurocopa y el Mundial". Entre arrogante y soberbio, Cañizares siempre ha sido un mal suplente, incluso en el Madrid, cuando no celebró la séptima Copa de Europa porque Jupp Heynckes prefirió a Illgner.

De carácter inconformista y entre pomposo y grandilocuente en sus apreciaciones, Cañizares reivindica de alguna manera que un puesto tan específico como el de portero permite un margen de maniobra superior al de un jugador de campo. Ocurre, sin embargo, que su proceder invita a sembrar cizaña y alimenta eternamente la sensación de que le niegan una titularidad merecida. Al decir de algunos miembros de la expedición, el quehacer del portero del Valencia recuerda a veces al de Buyo, que fue tan buen meta como un difícil compañero de selección.

A través de sus manifestaciones es fácil advertir los puntos que le distancian de sus competidores. El último ejemplo utilizado para marcar distancias es su valoración sobre el Roteiro, el balón de la Eurocopa, muy criticado por la mayoría de los jugadores: "A mí me gusta. Yo no lo paso mal por el balón, sino por mi profesión de portero". Casillas respondió ayer: "Para los guardametas, la pelota es malísima. No tiene una trayectoria limpia ni pura. Hace muchas parábolas".

A Cañizares, de 34 años, le duele no ser titular en la Eurocopa y ha procurado que se sepa. De la misma manera que en el campo de entrenamiento disimula su enfado con voluntarismo, se deduce que no le place alinearse con los suplentes, como se vio en el último partidillo, en el que recibió tres goles, uno en propia puerta. El currículo le anima a reclamar la portería. El problema es que la trayectoria avala igualmente a Casillas, que, a sus 23 años, ha sido convocado para los tres últimos grandes torneos de selecciones desde que debutó en 2000 a una edad que no tenían ni Zubizarreta ni el propio Cañizares cuando se estrenaron. "Cuando llevas cuatro años en la selección no será porque eres un manta, digo yo", concluyó ayer Casillas.

Eurocopa 2004