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La policía expulsa a las prostitutas de los aledaños de la Gran Vía

Los agentes municipales 'desembarcan' en la calle del Desengaño

F. Javier Barroso

La Policía Municipal ha decidido ampliar su plan especial para acabar con la prostitución del distrito de Centro, que hasta ahora estaba limitado a la calle de la Montera. Una docena de agentes comenzaron a patrullar, a partir de ayer y por tiempo indefinido, la calle del Desengaño para expulsar a las meretrices. Esta operación continuará en fechas próximas por las vías aledañas a la Gran Vía.

La ampliación del plan comenzó a primera hora de la mañana de ayer. Las prostitutas ya estaban avisadas desde la semana pasada de que la policía les impediría estar en la calle del Desengaño. En esta primera fase se centraron en esta vía y en sus confluencias con las calles de Valverde, Ballesta, Barco y Corredera Baja de San Pablo. La vigilancia también incluía la plaza de Santa María Soledad Torres Acosta. "Son las zonas donde más prostitutas se juntaban. Muchas veces había hasta 30 de todas las nacionalidades, en especial suramericanas y norteafricanas", señalaron fuentes policiales.

Los agentes pidieron la documentación a aquellas prostitutas que se colaban en la calle y que querían seguir en sus antiguos puestos de trabajo. En las calles próximas, como Ballesta, Loreto Chicote y Muñoz Torrero, las meretrices esperaban a sus eventuales clientes. "Nos han echado desde primera hora de la mañana y no nos dejan acercarnos a esa calle [Desengaño]. En las más cercanas podemos estar, al menos de momento, sin que los policías nos estén molestando a cada momento", explicó una de las prostitutas. Los agentes, provenientes de diversas unidades de la capital, se paseaban calle arriba y abajo y controlaban la zona, que tenía un aspecto especialmente tranquilo.

Esta operación continúa la iniciada el 1 de marzo pasado en la calle de la Montera para erradicar la prostitución en el distrito de Centro. La Policía Municipal se había percatado en las últimas semanas de que bastantes meretrices habían cruzado la Gran Vía y ejercían su oficio en la calle del Desengaño y proximidades, ya que esta área carecía hasta ayer de una férrea vigilancia como ocurría en Montera. Esto supuso la queja de los comerciantes y de los vecinos, que vieron incrementada la presencia de las mujeres.

Fuentes de la Policía Municipal señalaron ayer que la vigilancia en Montera seguirá como hasta la fecha, al igual que en la calle del Desengaño, donde habrá un mínimo de 12 agentes durante las 24 horas del día.

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Este dispositivo lo han montado tres concejalías: la de Empleo y Servicios al Ciudadano, la de Seguridad y Servicios a la Comunidad, y la de Economía y Participación Ciudadana. Desde la semana pasada, dos mediadoras sociales de la Asociación para la Reinserción de la Mujer Prostituida (Apramp) dan información y proponen alternativas a las meretrices de la calle del Desengaño en una furgoneta aparcada en las inmediaciones. A las mujeres españolas y a las extranjeras con permisos de residencia les ofrecen programas personalizados de inserción laboral, mientras que a las sin papeles (la inmensa mayoría), apoyo psicológico y, si quieren, el billete de vuelta gratis a su país.

La operación contra la prostitución incluye la inspección de todos los locales y pensiones a los que las prostitutas llevan a sus clientes. Los técnicos de Economía cerrarán los establecimientos que carezcan de las mínimas condiciones de salubridad o de los permisos oficiales.

Cierre de un punto de venta de droga

La presencia policial también ha servido para acabar con los puntos más conflictivos que hay en la calle del Desengaño. Los agentes municipales han clausurado un restaurante de comida turca (döner kebab) llamado Kurdistán, que estaba en el número 18 de la citada calle. Según fuentes policiales, este local llevaba varios años abierto, pero se había convertido en kebab desde hacía unos dos. Desde entonces, era supuestamente uno de los mayores puntos de distribución de droga al por menor de los aledaños de la Gran Vía.

La puesta en marcha de esta operación contra la esclavitud sexual ya ha recibido sus primeras críticas. Algunos policías municipales tuvieron que soportar estoicamente las quejas, muchas de ellas entre gritos, de las prostitutas que se quejaban de que esta represión policial acabaría con su trabajo.

Pero también llegaron los reproches de los comerciantes de la zona, como el caso de Juan José López, dueño del restaurante La Tasquita de Enfrente, en plena calle de la Montera: "Estoy a favor de la operación de limpieza de la prostitución. Me parece perfecta, pero, si sólo consiste en desplazarlas unos metros y ponerlas delante de mi local, prefiero que se queden como están". "Muchos clientes no quieren ni entrar en el establecimiento porque ven una gran acumulación de prostitutas. Y lógicamente yo no les puedo decir nada, porque enseguida se te echan todas encima", señaló el afectado. La policía dijo a las prostitutas que no podían estar delante del local de este empresario.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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