Drogas en mi calle
Estaba a las seis de la tarde en el portal de mi casa cuando presencié algo que me hizo reflexionar sobre un suceso que, por habitual y frecuente, se ha convertido en cotidiano: en la puerta del bar situado junto al portal donde vivo se consume habitualmente cannabis (porros, por entendernos). Os greguntaréis: "¿Qué tiene de malo, si hoy en día todo el mundo fuma?". Por eso escribo, para intentar responder a esta cuestión. ¿Qué tiene eso de malo?No voy a convertir mi inquietud en un discurso moral sobre si es o no malo consumir droga, en este caso hachís. Si a alguien le interesa conocer cuáles son los efectos nocivos del consumo de hachís a corto y largo plazo (tanto a nivel, individual, familiar, social y laboral), no tiene más que acudir o telefonear a alguno de los múltiples recursos que se ocupan en cada comunidad autónoma de informar sobre el consumo de drogas. ¡Si hoy en día todo el mundo fuma!Pues no. No todo el mundo fuma: conozco a mucha gente que no fuma hachís. Y si el que fuma hachís ha elegido libremente hacerlo es su responsabilidad, no la mía.
¿Entonces? Tengo un hijo de 22 meses y no quiero que crezca convirtiendo en cotidiano el olor a hachís y la presencia de colillas de canuto en su portal. Por eso me preocupa la droga en mi calle, al lado de mi portal y sé que es mi responsabilidad poner encima de la mesa donde corresponda lo que está ocurriendo.