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Elecciones Europeas

Un partido antieuropeo se adueña de la campaña en Reino Unido

Las encuestas auguran una derrota de Blair en las elecciones europeas

El Partido para la Independencia del Reino Unido (UKIP en sus siglas inglesas) se ha adueñado de la campaña para las elecciones europeas en el Reino Unido. Los sondeos en Internet le dan hasta un 21% del voto, un resultado que no había anticipado ni por asomo ninguna otra encuesta. El auge del UKIP ha cogido por sorpresa a Michael Howard, que afronta su primera prueba electoral como líder del Partido Conservador.

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Los sondeos auguran para Tony Blair una derrota relativamente honorable, semejante a la que ya padeció en 1999. El UKIP ya demostró hace cinco años su capacidad de aglutinar el descontento antieuropeo con el 7% de los votos y tres diputados. Su objetivo no es convertir a su causa a los defensores de Europa, sino captar el voto de quienes por instinto se fían más del Reino Unido que de la Unión Europea y lo único que les interesa de ésta es el libre comercio con sus socios. Una encuesta realizada por la empresa Mori por encargo del UKIP en abril preguntaba a los votantes qué ocurriría si en las europeas un partido propusiera la retirada de la UE y limitara la entrada de inmigrantes europeos. Un 40% se declaraba "más dispuesto" a votar a un partido con esas propuestas, un 22% menos dispuesto y un 30% indiferente.

El UKIP, que dispone de una chocante cantidad de dinero para hurgar en ese granero de potenciales antieuropeos, cuenta con los consejos de un antiguo estratega electoral de Bill Clinton, Dick Morris, el apoyo de la actriz Joan Collins y el tirón de su candidato estrella, Robert Kilroy-Silk. Antiguo diputado laborista reconvertido al periodismo, Kilroy-Silk fue expulsado de la BBC hace unos meses por publicar un artículo considerado racista hacia los árabes.

Con esas armas y el mensaje de su líder, Nigel Farage, de que ellos no tienen nada que ver con el racismo de extrema derecha del Partido Nacional Británico (BNP), el UKIP ha ido subiendo en los sondeos y YouGov le da ya un 21% de intención de voto en una encuesta en Internet. Apenas hay sondeos tradicionales sobre las europeas porque, al tener una participación muy baja, requieren un gran número de entrevistas para que los datos sean creíbles y eso los encarece. El único sondeo con entrevistas cara a cara lo hizo Mori en abril pasado y el UKIP obtenía entonces un 2%.

Muchos expertos cuestionan los datos de YouGov sobre el UKIP. "Si te lo quieres creer, te lo puedes creer", comenta con ironía Nick Sparrow, de ICM. "No quiero hablar de una empresa de la competencia, pero nosotros no haríamos nunca un sondeo por Internet", añade. YouGov sondea a personas previamente registradas y que cobran una pequeña cantidad por encuesta. Aunque su fiabilidad es dudosa, eso no significa que no pueda tener una enorme influencia sobre los votantes. "Esos sondeos han hecho que el UKIP parezca un partido más serio de lo que parecía hasta ahora y eso puede aumentar sus votos", reconoce Sparrow.

A corto plazo, el auge del UKIP juega contra los conservadores y puede dañar en particular a su nuevo líder, Michael Howard. La decisión de Blair de convocar un referéndum sobre la Constitución europea ha dejado a los tories sin su argumento central de campaña y ha puesto de relieve que Europa sigue siendo el cáncer que corroe la unidad del partido. La reclamación del referéndum era uno de los pocos asuntos que no constituían un litigio entre las dos corrientes. Ahora, Howard se ve ante el dilema de adoptar una posición abiertamente antieuropea, lo que puede crispar a los europeístas, o lo contrario, con lo que corre el riesgo de provocar una fuga de votos hacia el UKIP que le prive a él de la holgada victoria que necesita para convertirse en una alternativa de poder creíble ante las generales de 2005.

Los laboristas contemplan con placer el dilema de Howard, pero si el auge del UKIP alcanza las dimensiones anunciadas, puede convertirse en algo más que anécdota. Blair parece afrontar los comicios europeos con cierta tranquilidad a la luz de los sondeos. Todos pronostican su derrota, pero ésta no alcanza la amplitud de la que sufrió en las europeas de 1999 y que no le impidió arrasar en las siguientes generales.

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