Nueva Izquierda Verde
Como candidato a las próximas elecciones europeas y miembro de la dirección andaluza de Nueva Izquierda Verde Andaluza, que se presenta en coalición bajo el nombre Nueva Izquierda Verde a las elecciones europeas del 13 de junio, quiero hacer llegar mi queja más sincera por la actitud de los medios de comunicación de Sevilla, los que, a pesar de haber sido convenientemente convocados a una rueda de prensa, no quisieron aparecer ninguno.
Evidentemente estaban en su derecho, pero de esa manera se deducen varias cosas.
Una: sólo se acude a las ruedas de prensa de los partidos y coaliciones que están consolidados, aunque sus expectativas no sean tan ciertas de obtener una representación en el parlamento europeo. De esa manera se menoscaba el derecho de los que nos presentamos por primera vez, ya que no llegamos a ser noticia por el hecho más cabal que en democracia se puede dar: el presentarse para ser votado.
Dos: al parecer sólo somos noticia no por el funcionamiento normal y ordinario de cualquier partido, sino cuando hay conflictos que muevan la atención, en muchos casos interesada, como ocurría cuando Nueva Izquierda estaba constituida como corriente interna en otra fuerza política. También aquí se menoscaba el derecho de los partidos a ser y aparecer en la prensa, radio o televisión cuando actúan ejerciendo un derecho que todos tienen de acudir a un proceso electoral en ciernes como el actual.
Puede que esta queja aparezca como la de quien se ve ninguneado por los medios de comunicación, pero más allá de esa primera interpretación que puede ser legítima, se percibe la dura realidad de los partidos que, sin recursos económicos suficientes, pero eso sí con cierta representación institucional en ayuntamientos, abordan las campañas electorales con el más cómplice de los silencios de los medios de comunicación, que permite o consiente un modelo electoral muy duro y cerrado como el español.
Los bipartidismos, perfectos o imperfectos -qué más da-y las fuerzas nacionalistas en Galicia, Euskadi y Cataluña fundamentalmente, se reparten el mercado electoral de tal manera que acceder a él resulta imposible. ¿Dónde queda la libertad de información?, ¿dónde está la igualdad de oportunidades?: en una parte nada despreciable, aunque no única en el mercado, en la decisión de los directores de prensa, radio y televisión que hacen su previa selección de quién vende o no noticias y a quién se le compran o no. Por ese camino, la diversidad, la pluralidad se cercenan en una parte nada despreciable.
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