Enric Marín, un profesor comprometido con la reforma de los medios públicos
Enric Marín i Otto (Barcelona, 1955), nombrado ayer secretario de Comunicación del Gobierno catalán en sustitución de Miquel Sellarès, es uno de los integrantes del grupo de intelectuales independentistas que han contribuido a la renovación del discurso político de Esquerra Republicana (ERC) en los últimos años. Ingresó en el partido en 2000, junto con varios profesores universitarios que respondieron a un llamamiento realizado por Carles Bonet para reforzar la izquierda nacionalista.
Profesor de Teoría e Historia de la Comunicación desde 1978 en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Marín fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación entre 1991 y 1995, y posteriormente secretario de la junta de gobierno de la UAB. En enero fue nombrado miembro del Consejo de Administración de la Corporación Catalana de Radio y Televisión (CCRTV) a propuesta de Esquerra Republicana.
Marín es también miembro de la Junta del Colegio de Periodistas de Cataluña desde 2001, en representación de la candidatura minoritaria impulsada por el grupo de periodistas nacionalistas Gaziel. Como miembro de la junta colegial, está directamente comprometido a impulsar los criterios del colegio para que la radiotelevisión pública estatal, la local y la autonómica dejen de ser correa de transmisión de los partidos gobernantes en las respectivas administraciones.
Estos criterios fueron fijados en dos documentos, el último de los cuales fue dado a conocer en mayo de 2003, asumidos por los tres partidos que ahora integran el Gobierno catalán. Ahora, como secretario de Comunicación del Gobierno catalán, está en disposición de aplicarlos y éste será con toda probabilidad uno de los baremos por los que será juzgada su gestión en este puesto.
Marín se inició en la política en una organización de extrema izquierda denominada Plataformas Anticapitalistas. En 1987 ingresó en la Crida a la Solidaritat junto con el también profesor Joan Manuel Tresserres, con quien ha formado durante muchos años un tándem político-intelectual. En aquel momento, poco después del atentado de ETA en Hipercor, ambos se distinguieron por señalar el rechazo del independentismo catalán a la vía de la violencia política. Conjuntamente obtuvieron en 1994 el Premio de Ensayo Joan Fuster con la obra Cultura de masses i posmodernitat.
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