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Los muchos rituales del Parlamento

Juan Arias

Cualquiera que conozca mínimamente Brasil sabe que es el país de mayor sincretismo religioso del mundo. Aquí conviven juntos todos los ritos religiosos más diferentes, y en paz. Nadie, ni el mayor intelectual, se atrevería a declararse ateo o agnóstico. La religiosidad está en los cromosomas brasileños. Por eso a nadie ha extrañado que rituales sincréticos religiosos y de relajamiento hayan penetrado en el mismísimo Parlamento de la nación a los que se acogen diputados y senadores para aliviar el estrés. Los "nobles diputados", como se les llama, usan oraciones, tés alucinógenos, medallas de santos, agua de las profundidades del océano, gimnasia tibetana y un largo etcétera. El presidente del Parlamento, el diputado Goão Paulo Cunha, del partido izquierdista PT, tiene su despacho lleno de imágenes de santos, sobre todo de los más milagrosos, lleva consigo un rosario y apela a los dioses del Candomblé para conseguir aprobar leyes importantes. Y bebe agua traída de las profundidades del Atlántico. El presidente de la Comisión de Justicia, el diputado Maurizio Rands, hace ejercicios de relajación en la playa inspirados en la gimnasia tibetana y suelen acompañarle grupos de sus electores. El diputado de izquierdas Luiz Eduardo Greehalgh, de São Paulo, católico seguidor de la Teología de la Liberación, ha juntado en su despacho medallas de santos, una hoja de laurel mágica que le regaló su madre y una divinidad china junto con mensajes de tipo positivo. El secretario general del PSDB, diputado Bismark Maia, lleva medallas de la Virgen de Fátima y de San Expedito, abogado de las cosas imposibles, y afirma que sale a veces del plenario y, para relajarse, reza. Y cuando no encuentra un lugar tranquilo "me encierro hasta en el baño", dice. Y hay hasta quien piensa ya organizar sesiones de yoga y técnicas religiosas de relajamiento entre los diferentes grupos parlamentarios. Y así se puede seguir.-

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