No bastan sólo buenas palabras
El día 19 del presente mes he visto en televisión al ministro de Asuntos Exteriores de Israel, en
un ejercicio de cinismo escandaloso, depositar flores en la estación de Atocha de Madrid por las víctimas de los atentados del 11 de marzo. Casi al mismo tiempo el Ejército de su país lanzaba misiles, desde modernos helicópteros, contra una manifestación de civiles palestinos causando decenas de muertos y centenares de heridos, entre ellos muchos niños y niñas.
Aunque en estos casos las autoridades y también los medios suelen hablar eufemísticamente de "operación militar", "acción del Ejército israelí", etcétera, no dejan de ser los mismos sino execrables actos de terrorismo. El señor ministro expresa que: "La Autoridad Palestina debería controlar el terrorismo y que como no lo hace, ellos ejercen el derecho a la autodefensa". Parece desconocer este ministro que el jefe de su Gobierno, el señor Ariel Sharon, amenazó de muerte, hace sólo un par de semanas, al presidente de esa Autoridad Palestina, Yasir Arafat, a quien, por otra parte, ellos mismos mantienen asediado y obligado a vivir en reclusión en un edificio semidestruido por las bombas desde hace un par de años.
En cuanto al derecho a la autodefensa creo que mejor sería traducirlo por "derecho a agresión y opresión continuada del pueblo palestino". En mi opinión la llamada "comunidad internacional" no debería tolerar ni un día más el desastre del pueblo palestino, y no bastan sólo buenas palabras. ¿Por qué, como mínimo, no se rompen relaciones diplomáticas y económicas con un Estado (Israel) que practica impunemente el terrorismo y el asesinato contra un pueblo desamparado?-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
