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Tribuna:FÓRUM DE BARCELONA | Opinión
Tribuna
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Comunicación y diversidad cultural

El concepto de diversidad cultural ha adquirido un gran protagonismo, una gran centralidad, en el debate mundial sobre la cultura en la sociedad del conocimiento. Fue, sin duda, un acierto incluir este concepto entre la tríada de temas centrales del Fórum Universal de la Culturas: paz, sostenibilidad, diversidad cultural.

El concepto diversidad cultural implica la superación de una concepción restringida de cultura como lo cultural / artístico, integrando las formas de vida, las maneras de estar en el mundo y las formas de relación social. El énfasis en la diversidad nos permite referirnos a la identidad cultural (autoafirmación), pero también a la diferencia, a las tensiones; en definitiva, a la cultura como relación con los demás.

Frente a las interpretaciones simplistas de nuestra era como la del choque de civilizaciones, la atención sobre la diversidad cultural plantea la necesidad y la posibilidad de un diálogo desde las diferencias.

Esta importante cuestión ha recibido una atención destacada por parte de la Unesco -también de la Unión Europea- en los últimos años, y se ha convertido en el eje de sus políticas culturales. En el año 2001, la Unesco aprobaba la Declaración universal sobre la diversidad cultural, en la que se afirmaba que la diversidad cultural es, para el género humano, "tan necesaria como la diversidad biológica para los organismos vivos". Se considera, pues, a la diversidad cultural como patrimonio común de la humanidad, cuya salvaguarda constituye un imperativo ético, inseparable de la defensa de la dignidad humana.

Pero esta defensa de la diversidad, su propia existencia, es inseparable de otro factor decisivo: el de la comunicación. Por ello, la defensa de la diversidad cultural nos lleva a la necesidad de establecer políticas de comunicación que la hagan efectiva. A pesar de la importancia que debe atribuirse a esta relación, debemos afirmar que estamos aún muy lejos de haber podido establecer puentes estables entre ambas políticas: las políticas culturales y las políticas de comunicación.

Para ello, la propia Unesco debería desempolvar las experiencias positivas del debate internacional sobre la información que supuso, hace ya un cuarto de siglo, el Informe MacBride, superando sus contradicciones y aportando su experiencia para superar la fractura digital, pero también la fractura mediàtica que asola el mundo actual.

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El diálogo Comunicación y diversidad cultural que organiza el Incom-UAB, con cerca de 120 ponencias, se plantearán todas estas cuestiones tomando en consideración cuatro ejes principales: la necesidad de revisar los conceptos, las barreras existentes, las posibilidades de acceso y las políticas de comunicación.

En primer lugar, la necesidad de revisar los conceptos y las teorías al uso (multiculturalidada, interculturalidad, tolerancia cultural, integración cultural), muchas veces surgidas y acomodadas a una interpretación desde países y posiciones dominantes.

En segundo lugar, se considerará la aportación contradictoria de los medios de comunicación: por una parte como condición positiva del acceso y de la participación, pero por otra parte como condición negativa, por las desigualdades que evidencian, por las barreras que imponen al acceso o por la tergiversación que provocan a las imágenes y a las identidades, especialmente de los otros.

Por esto, el diálogo propone un análisis crítico de las dificultades o barreras semánticas y económicas que se interponen a las culturas, que la consideran como mera mercancía. Pero el diálogo también se propone una mirada positiva a las buenas prácticas, a las oportunidades y a las formas de acceso de la diversidad y a la presencia de voces plurales en los medios de comunicación.

Finalmente, el diálogo se propone una función pragmática, de compromiso. Todos los análisis que haremos de los conceptos, de las barreras, de los accesos -el debate en general sobre diversidad cultural del Fórum-, debería dar paso a propuestas políticas: ¿qué debe hacerse?, ¿qué debemos hacer para eliminar las barreras y multiplicar los accesos y la participación?

El Fórum se presenta como una nueva fórmula o como un nuevo modelo de gran acontecimiento centrado en el valor de la cultura y de las ideas. A diferencia de las primeras exposiciones universales, el Fórum constituye una mezcla de referentes, de prácticas culturales, de consensos, de nuevos actores, de nuevos escenarios y transformaciones urbanas, que ponen en evidencia los retos de la nueva sociedad del conocimiento. Por esto entendemos que el Fórum, lejos de posiciones narcisistas, nos invita a debatir sobre los contenidos, pero también sobre el continente (¿qué es el Fórum?, ¿cómo continuarlo?), desde nuestra perspectiva, que es la perspectiva de la comunicación.

En términos de legado, y tratándose de un Fórum universal, deberíamos apostar finalmente por nuestra contribución, siquiera modesta, al actual debate mundial sobre la "sociedad de la información" (Suez, 2005) y la "diversidad cultural" (Convención) y, más específicamente, a la necesidad de establecer puentes entre las políticas culturales y las políticas de comunicación democráticas.

Miquel de Moragas Spá, es director del Instituto de la Comunicación (Incom-UAB). Codirector del diálogo Comunicación y diversidad cultural.

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