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Un libro revela los secretos de la industria musical

'Réquiem por la música, los artistas y la industria' ha sido publicado bajo seudónimo

Diego A. Manrique

Por primera vez en España, un disquero y representante de artistas escribe unas memorias de título apocalíptico: Réquiem por la música, los artistas y la industria (Fundación Autor), y está firmado por J. L. Greensnake. "El seudónimo es un juego, todos los implicados me reconocerán", dice el autor. "Además, es una forma de burlarme del famoseo: no pienso ir por las televisiones contando secretos de otras personas". El libro incluye decenas de fotos en las que se ha tapado la cara del autor.

Greensnake entró a la industria musical con CBS: "Su director, Tomás Muñoz, venía de México y rompió el letargo de las discográficas españolas, que tuvieron que modernizarse". En CBS organizó la primera visita de Santana: eran raras las actuaciones de grupos foráneos y tuvo que negociar con las autoridades franquistas. Conoció entonces los caprichos de las estrellas: terminado el concierto, Carlos pidió una sopa de cocido para invitar a su banda, "y déjame decirte que cuesta conseguir un perol de cocido en la noche de Barcelona".

Tras un interludio como representante de Raffaella Carrá, Greensnake fue director general -luego, presidente- de Hispavox, cuando la compañía vivió su segunda edad de oro con artistas tan variados como Nacha Guevara, Alaska, Enrique y Ana, José Luis Perales, Raphael o Ramoncín. Recuerda a éste último como promotor del juego de la pirámide, captando adeptos en casa del propio Greensnake: "Había que ver a Ramón jaleando su pirámide entre marquesas, modelos y macarras. Luego supe que aquello era ilegal".

Réquiem por la música, los artistas y la industria comparte interioridades del lanzamiento de Alejandro Sanz, Miguel Bosé, Locomía o Mónica Naranjo. También hay muchas páginas dedicadas a la trastienda del boom latino: Greensnake trabajó con Ricky Martin, Shakira y el colombiano Estéfano, el único artista con el que mantiene relación profesional: "Es la creatividad en grado superlativo".

El libro es particularmente minucioso al relatar la desdichada entrada de Telefónica en la música, a través de Líderes Entertainment Group. "Detallo todo ya que alguien me mandó, a través de abogados, una advertencia. Con Réquiem no quiero saldar cuentas, pero tampoco puedo faltar a la verdad: explico que tal disquero es conocido como 'el gran traidor', o que Mónica se cavó la tumba de su carrera por codiciosa y rencorosa".

Encuentro con Aznar

Greensnake recuerda un encuentro con el entonces presidente Aznar, al que recriminó que no considerara la música pop como parte de la industria cultural "y la mejor promoción de España por el mundo".

Residente ahora en Brasil y dedicado a producir dibujos animados, Greensnake no siente nostalgia por la industria musical: "Ahora, la mayoría de las discográficas están a cargo de contables sin feeling por el arte. Se ha pasado de los humanistas a los financieros. Imposible pensar ahora en grabar la antología del flamenco o la serie de música antigua de Hispavox. Que, además, luego resultó muy rentable, cuando se sacó el disco de los Monjes de Silos".

Aparte de esta pérdida de alma, también culpa a las grandes discográficas el propiciar la piratería, la descarga gratuita y la copia fácil: "No hay precedente histórico de una industria que ponga a la venta sus activos", los compactos son los propios masters, "sin preocuparse de impedir su duplicación. Fue culpa de Sony y Philips, que estaban en el negocio de los contenidos para vender sus aparatos".

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