Los zurdos de oro se consagran
Mista y Vicente, los grandes protagonistas del partido, aspiran a refrendar su fabulosa temporada en la Eurocopa
Ni siquiera el día en que se confirmó como uno de los grandes de Europa, Vicente abandonó su timidez insalvable. Salió del vestuario con el pelo todavía mojado y la mirada huidiza, agradeciendo fugazmente las felicitaciones de los periodistas. "Es un año histórico y un doblete histórico. Ahora sólo espero que me vaya tan bien con la selección", fue lo primero que dijo mientras clavaba los ojos en el piso y su teléfono móvil rojo sonaba sin obtener respuesta. "Estuve más nervioso el día del Deportivo", añadió, en alusión al penalti que le marcó hace un par de meses al Depor en un choque de Liga en Mestalla. Esta vez repitió, pero con la sangre más fría que entonces: "Me esperé a que se tirara el portero y le lancé al otro lado", explicó, con una camiseta que recordaba el doblete histórico conseguido y una bufanda valencianista anudada a la cintura. Un penalti marcado y un pase de gol fueron sus credenciales de ayer. "¿La clave de mi explosión este curso? La confianza y la ausencia de lesiones", sentenció en una respuesta una y mil veces dada a todos los que tratan de descubrir el secreto de su despegue.
Poco antes, Mista, de 25 años, pasó como un rayo por la zona mixta. Pese a que había sido elegido el mejor jugador del partido. No quiso detenerse y se valió del viejo truco de aferrarse al teléfono móvil y no enterarse de que le requerían una docena de periodistas. Probablemente quería disfrutar en solitario del día más importante de su carrera. Provocó el penalti del primer gol y marcó el segundo. La mejor guinda a un año perfecto para él. O casi. Le falta conocer hoy la lista que el seleccionador español, Iñaki Sáez, dará para la Eurocopa de Portugal. Mista no ha sido ni una sola vez internacional absoluto, pero su sensacional temporada llama a la puerta de Sáez. "No sería injusto que no me llamase", volvió a afirmar, otra vez prudente y esperanzado ante la convocatoria. "Si por mis 24 goles [19 en la Liga y cinco en la UEFA] debo ir a la selección, eso debe decirlo el seleccionador".
La noche sueca fue enseñoreada por los zurdos españoles y por otro que tal baila, el italiano Carboni. Es, a sus 39 años, el jugador de más edad en haber conquistado una Copa de la UEFA. Atendió a los medios de comunicación de su país y saboreó cada palabra. "Para mí es muy emocionante haber podido triunfar fuera de Italia; en España he vivido unos años maravillosos", declaró Carboni, que llegó al Valencia en 1997. Sin imaginarse que iba a ser protagonista esencial de los años más gloriosos de la historia del club de Mestalla: una Copa, dos Ligas, una UEFA, dos finales de Champions...
Parte sustancial de esta etapa es, sin duda, el actual capitán, Albelda, que ayer se abrazó a la Copa de la UEFA, de casi un metro de alta, y no había quien lo despegara. "Estamos muy contentos, pero muy cansados. Ha sido una temporada agotadora", dijo Albelda, que compartió el momento de levantar la Copa con el segundo capitán del grupo, Baraja, que fue requerido para ese instante histórico por el propio Alberlda.
Mientras, el presidente del Valencia, Jaime Ortí, repartía abrazos sin parar. Media hora después del encuentro, Ortí volvió a sacar a pasear por el césped su ajado abanico gigante, convertido ya en amuleto. Le dio suerte hace 33 años en Sarriá (cuarta Liga), hace dos en La Rosaleda (quinta Liga), hace una semana en el Sánchez Pizjuán (sexta Liga) y ayer (quinto trofeo europeo) en Gotemburgo. Junto a Benítez y su plantilla, es el gran vencedor de la temporada. Hace apenas dos meses, los grandes accionistas habían decidido que no seguiría tras el verano. Se equivocaron. Seguirá. Los títulos mandan.
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