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57º FESTIVAL DE CANNES

"Dios bendiga a nuestros soldados"

El actor californiano Tom Hanks fue ayer la estrella del día, una estrella simpática, burbujeante y temerosa del Señor. Preguntado por la situación de los veteranos de la guerra de Irak y por el drama creado por la ocupación, el protagonista de Ladykillers dijo primero que sólo había venido a hablar de la película, y después largó esta parrafada: "Son tiempos duros y difíciles de entender, pero el caso es que estamos allí (en Irak) y que debemos agradecer su sacrificio a cada hombre y cada mujer que hemos enviado. Dios bendiga a nuestros soldados". Tras el espeso silencio que se hizo, Hanks exclamó: "Guau, la sala se viene abajo".

El caso es que el popularísimo actor, que posee el más alto honor civil que concede la Marina estadounidense (se le entregó en 1999 por Salvar al soldado Ryan), soslayó todo comentario crítico y sólo habló de esta comedia de los Coen, un remake en el que interpreta a un ladrón de guante blanco y pajarita, anacrónico y relamido, que en el original (1955) fue creado por Alec Guinness.

Hanks despliega todos sus recursos cómicos en su papel de embaucador sureño lleno de verborrea florida, y aunque algunos críticos de su país lo han crucificado ("yo tampoco me pongo nunca más de un seis en mis trabajos"), ayer confesó no haber visto el clásico de Alexander Mackendrick en el que se inspira el remake: "Si lo hemos reinterpretado es porque el original era tan bueno que lo merecía", dijo Hanks, "pero lo último que quería hacer era verlo y quizá imitar al gran Guinness. Preparé el papel inspirándome en dos profesores que tuve en la Universidad, dos tipos muy pedantes que seguramente no habían escrito dos artículos en su vida pero que babeaban mientras se escuchaban. En cuanto a las críticas, a los americanos no les gusta la verborrea. ¡Pero los Coen son así!".

Sobre el rodaje con los hermanos de Minnesota, Hanks explicó que su forma de trabajar es artística, sensible, cachonda e imprevisible: Fargo me parece su mejor película, una maravilla que he visto 20 veces. Y, en cambio, Barton Fink es incomprensible, te deja rascándote la cabeza. Rodando son igual. Está todo muy organizado, muy preparado, pero de repente un día te mandan a casa a las tres de la tarde y no sabes por qué. ¡Es una locura total!".

Junto al actor estuvo sólo Joel Coen, ya que Ethan se quedó en casa con neumonía, así que cuando alguien pidió explicaciones sobre la autoría de la frase "hemos arruinado la comedia de Mackendrick", Joel no lo dudó: "Creo que eso lo dijo Ethan".

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