Pedrosa va como un tiro
El catalán arrasa en el cuarto de litro, aunque asegura que no aspira al título
Se plantó en la parrilla, aceleró cuando se dio la orden, salió el primero, el primero estuvo durante 26 vueltas y el primero llegó a la meta. Se bajó de la moto, se quitó el casco, saludó a quienes le felicitaban, besó a sus padres, se subió al podio, recibió la copa, oyó el himno español, jugó con la botella de cava que le entregaron, acudió a la sala de prensa ante un batallón de periodistas y declaró: "No aspiro al título".
Pues, para no hacerlo, lo disimula muy bien. Dani Pedrosa ha llegado a la categoría de los 250cc a lo grande, arrasando, ganando dos de las tres pruebas disputadas, de principio a fin, algo impropio en un debutante. No tiene el pleno porque se cayó en Jerez, traicionado por quien se ha demostrado que es su peor rival, la lluvia.
La aparición en el cuarto de litro de Pedrosa lleva trazas de convertirse en un acontecimiento. Ayer se pasó los 108 kilómetros de los que constaba la carrera en cabeza, gobernando, ignorando a los 29 rivales que con él corrían. Pedrosa, a sus 18 años, tras sufrir una brutal lesión en el pasado ejercicio, está empeñado en dar la razón a Rossi, quien dijo de él: "Será el mejor corredor del mundo".Y en ello está.
Hubo movimiento en la prueba de ayer. No en lo que a Pedrosa se refiere, que corrió contra sí mismo, pero sí a su espalda. El italiano Roberto Rolfo se cayó al entrar en la primera chicane y Toni Elías, que iba tras él, tuvo que esquivarle. Peor aún fue lo ocurrido en la segunda vuelta. Se fue al suelo el vigente campeón, el sanmarinés Manuel Poggiali, y su moto se deslizó por el asfalto, de un lado a otro de la pista, obligando a Elías, otra vez, y al argentino Sebastián Porto a hacer juegos malabares para no embestirla. Ese hecho ralentizó al grupo mientras se iban Pedrosa y el francés Randy de Puniet. Durante 22 vueltas fue éste incapaz de rebajar el tiempo que hacía Pedrosa, que se fue tres, cinco, nueve segundos por delante. Cuando lo rebajó lo hizo por apenas cuatro milésimas. Quedaban tres vueltas, que no hicieron sino certificar el paseo del español.
Había batalla por detrás. En ella, en un principio, estaban Elías y Fonsi Nieto. Pero éste, que corrió con una fisura en un dedo de un pie, se descolgó enseguida. Acabó el séptimo. Elías, en cambio, consiguió mantenerse a la expectativa y la caída de Porto, además de un soberano adelantamiento al japonés Aoyama, le colocó en la tercera plaza del podio, algo impensable según él mismo reconoció.
"He ido de culo toda la carrera. En cada curva me derrapaba la rueda de atrás. Abría gas y no iba. Si no se cae Porto, el podio ni lo veo". A él se subió Elías junto a De Puniet y Pedrosa, que mostraba una descomunal sorpresa por lo ocurrido. "No esperaba que fuera así de bien", declaró; "en las primeras vueltas he pensado que me adelantarían, pero he abierto hueco y no he sufrido nada. Mi intención era subir al podio, nada más".
Lo hizo, y a lo más alto, por segundo año consecutivo en este circuito, del que se fue sembrando dudas sobre cuál es su techo. "Lo único que quiero es correr cada vez más y adaptarme a la categoría". ¿No está adaptado -se le preguntó- tras dos triunfos en tres grandes premios? "Todavía me queda un periodo de aprendizaje en esta categoría", respondió; "no hemos tenido una carrera en la que hayamos luchado juntos varios pilotos al final...". Y ahí dejó la duda, pensando en esas situaciones en las que los cuchillos vuelan.
Lorenzo, tercero en 125cc
Cinco de los nueve podios de ayer los ocuparon españoles. A Gibernau, Pedrosa, Checa y Elías se unió Jorge Lorenzo, de 17 años, que fue el primero en abrir la brecha en el octavo de litro. Llevó su Derbi al tercer puesto en una carrera ganada por el líder del Mundial, el italiano Andrea Dovizioso, que se impuso en la última vuelta a su compatriota Roberto Locatelli. "Nunca había disputado una carrera tan al límite como la de hoy", comentó Lorenzo; "estoy más contento incluso que cuando gané en Brasil mi primer gran premio".
Fue Héctor Barberà el primero en dar señales de vida, ocupando el liderato durante dos vueltas. No aguantó. Sí lo hizo Lorenzo, que solventó los problemas de potencia de su moto con astucia y escribió el primer capítulo de uno de esos días en los que el motociclismo español se siente el mejor del mundo.
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